Opinión: «Un 08 de marzo más, con grandes preocupaciones y desafíos»

Por: Ortelia Valladolid Bran

Un 08 de marzo más que debemos conmemorar el Día internacional de la Mujer recordando y analizando los mismos desafíos… y otros desafíos que, en ocasiones, no se movieron nada y, por el contrario, se incrementó la invisibilidad y la escasa prioridad para la superación de estas brechas que nos siguen poniendo en el nivel inferior de la sociedad. Sin embargo, no debemos bajar la guardia y tenemos que seguir insistiendo desde donde estemos con palabras, gritos, escritos, gráficos, dibujos y todas las expresiones posibles para sensibilizar y recordar que, como seres humanos y la mitad del mundo, ya es hora de justicia y verdadera libertad.

El 08 de marzo a las 6 a. m., mirémonos en un gran espejo y sintamos lo valiosas e importantes que somos en todo lo que hacemos, lo que aportamos y todo lo que seguiremos haciendo por los demás, sin dejar de lado que merecemos ser felices y que por lo tanto nos debemos valorar y amar con aciertos y desaciertos, con esa capacidad para decidir sobre nosotras y nuestras familias.

Quienes hemos comprendido que las personas somos el fin supremo de la sociedad, seamos la voz de quienes siguen en riesgo desde niñas pequeñitas hasta mujeres mayores que son asesinadas, violadas, maltratadas, humilladas, tratadas y que no cuentan con acceso a servicios que por derecho nos corresponde, como la salud, educación, protección, entre otros. Sigamos alertando sobre todo esto, que ya es hora de justicia y verdadera libertad.

Al estado garante de nuestros derechos y las organizaciones cogarantes de ello, es necesario reconocer y valorar los grandes aportes de las mujeres a lo largo de toda la historia, pero no con palabras sino con acciones que garanticen nuestro protección porque queremos caminar sin miedo, que promuevan oportunidades para mejorar nuestra educación, que logren mejores condiciones laborales donde el sueldo sea por capacidad, no por ser mujer u hombre y que generen emprendimientos para reducir la dependencia económica, a construir familias y escuelas felices con respeto e igualdad. Y una larga lista de más deseos y desafíos.

Por todas las mujeres y por todas las niñas del mundo, del Perú y de Piura. Mujeres, vayamos sumando a más de nosotras y más hombres en este caminar porque muchos también están hartos de todo esto y, así, a una sola voz, digamos vivan las personas. Algún día.

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