Comentario | Un 8 de marzo más y aun hay mucho camino por andar, muchos derechos por conquistar

Comentario | Un 8 de marzo más y aun hay mucho camino por andar, muchos derechos por conquistar

Te presentamos el comentario de hoy.

Por: Mg Ortelia Valladolid Bran, coordinadora de Incidencia y Desarrollo de Cutivalú

En 1975, durante el Año Internacional de la Mujer, las Naciones Unidas conmemoran por primera vez el Día Internacional de la Mujer. En diferentes informes publicados por la Organización de Naciones Unidas (ONU), en términos globales, en todo el mundo las mujeres están por debajo de los hombres en todos los indicadores de desarrollo sostenible.

Las desigualdades de género se observan en que las mujeres conforman casi dos tercios de personas analfabetas del mundo. En nuestro país, más del 80% de población analfabeta son mujeres y en nuestra región, el 87%. De estas, el 67% son mujeres de zonas rurales.

El 2023, Piura región termino, según la Dirección Regional de Salud Piura (Diresa), con 64 niñas menores de 14 años con partos producto de violaciones sexuales. El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) atendió casi 8mil casos de violencia a través de los Centro Emergencia Mujer (CEM). De este total, el 90% de casos de violencia estuvo dirigida a mujeres.

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Aimismo, la Dirección Regional de Trabajo (DRT) nos dice que la brecha salarial en desventaja a las mujeres es de s/502. Por otro lado, seguimos con una fuerte limitación de participación política y ciudadana de las mujeres, así como el limitado acceso a recursos naturales. A esto se suma la trata de personas, en la que muchas mujeres se cosifican.

Estas y muchas otras injusticias de género vienen ocurriendo. Si bien es cierto hay acciones que se hacen, aún falta mucho camino por andar. El 8 de marzo se declaró como una día para conmemorar la lucha histórica de las mujeres, para pronunciamos como mujeres, niñas, adolescentes y adultas mayores. Además de lesbianas, mujeres afrodescendientes, indígenas, andinas, amazónicas y costeñas. También para madres, mujeres campesinas, trabajadoras del hogar, cuidadoras no remuneradas, ambulantes, sindicalistas, activistas independientes y organizadas.

Para que mujeres políticas, estudiantes, universitarias, lideresas de ollas comunes y comedores populares, trabajadoras sexuales y parteras puedan pronunciarse. Para que las mujeres migrantes extranjeras, migrantes nacionales racializadas, con discapacidad, que viven con enfermedades raras, con VIH se escuchen y visibilicen. También es para las defensoras de cuerpos y territorios autónomos; familiares de víctimas de feminicidios, crímenes de odio, desapariciones forzadas, sobrevivientes al conflicto armado, víctimas de la represión y criminalización en protestas y toda la diversidad de mujeres.

Para que levantamos nuestras voces para denunciar a este gobierno patriarcal que precariza y violenta nuestras vidas. Además, para denunciar a los sectores políticos, religiosos y económicos, como parte de las redes de corrupción, que se han enquistado en el Estado y desde ahí operan para lucrar, hacer pactos de impunidad, pisotear nuestros derechos y desmantelar todo lo avanzado con nuestras luchas históricas.

Nuestros cuerpos y vidas son gravemente explotados y violentados. De acuerdo a la Defensoría del Pueblo, en el 2023 se produjeron 170 feminicidios a nivel nacional, cifra en incremento respecto al año anterior. También se perpetraron 5184 casos de niñas y mujeres desaparecidas, siendo los índices más altos en Cusco (681), Junín (646), Arequipa (614), Lambayeque (599) y Lima (3561).

Al menos 14 trabajadoras sexuales fueron asesinadas entre el 2021 y 2023 por mafias que las extorsionan y exigen cupos. Más de 4500 mujeres son explotadas sexualmente en Madre de Dios. De ellas, el 78% víctimas menores de edad, según la CHS.

La pobreza la componen en su mayoría mujeres y personas LGTBIQ+. De acuerdo al INEI, solo el 63% de mujeres tiene un empleo o lo busca y se reduce a un 32.1% si se habla de mujeres con discapacidad. Dicho instituto señala, además, que el 97% de personas que realizan trabajo doméstico remunerado son mujeres, llegando a tasas de informalidad mayores a 85%, es decir, sin condiciones laborales, seguridad social, ni protección.
Por todo lo indicado, exigimos para las mujeres en su diversidad trabajo digno, salir a las calles libres y sin miedo, es decir oportunidades de desarrollo personal y social. Una vida digna.

¡Viva el 8 de marzo, sigamos sumando esfuerzos y voces para seguir conquistando derechos!

Este comentario llegó gracias al proyecto «Mujeres trabajando por la igualdad». Te invitamos a seguir leyendo nuestro próximo comentario.