La comunidad nativa de Mariscal Cáceres, en Ucayali, se encuentra consternada tras el asesinato de Benjamín Flores Ríos, líder indígena Kakataibo y destacado defensor ambiental. El ataque ocurrió ayer a las 10:00 de la noche dejando en evidencia las amenazas persistentes que enfrentaba por parte de cocaleros que invadieron el territorio de su pueblo.
Organizaciones como la Organización Regional Aidesep Ucayali (ORAU) y la Federación Nativa de Comunidades Kakataibos (Fenakoca) responsabilizaron al Estado peruano por la muerte del líder indígena debido a la falta de medidas efectivas para proteger a los líderes indígenas que reciben amenazas en sus propios territorios.
«A pesar de nuestras demandas y propuestas constantes, no han implementado una real protección de vida de los defensores ambientales amenazados en sus propios territorios indígenas”, según se lee en el documento.
Pueblos indígenas culpa al Ejecutivo
La crítica se dirige también a la Policía Nacional del Perú (PNP), Ministerio Público y el Poder Judicial por una respuesta insuficiente, ya que llevan denunciando por décadas. “Estamos seguros que ahora recién se desplazarán nuevamente las autoridades policiales, Ministerio Público y Judiciales, que solo en cada reunión saben decir que no hay presupuesto”.
La muerte Flores Ríos resalta la precaria situación de los defensores ambientales en la región. Con más de 30 líderes indígenas asesinados en los últimos años debido a actividades ilegales como la tala y la minería. La Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) exige respuestas inmediatas y medidas eficaces para garantizar la seguridad de aquellos que protegen la riqueza natural de la Amazonía peruana.
Como se recuerda, el Ministerio de Cultura (Mincul), denunció el incremento del narcotráfico y la tala ilegal que atentan contra su territorio.
Por su parte Jakeline Odicio, representante de la Federación de Mujeres Kakataibo, precisó que las comunidades nativas situadas en áreas amenazadas por las economías ilegales enfrentan una escalada de violencia y, a su vez, de degradación ambiental de sus tierras ancestrales. La situación ha provocado que el desplazamiento paulatino del pueblo indígena.
“Estamos viviendo prácticamente como si nosotros fuéramos los invasores, como si nosotros fuéramos de otros territorios. Estamos amenazados por otras personas que vienen aquí”, manifestó Odicio.