Potajes con los damnificados, el verdadero sentido de la Semana Santa en Catacaos

“Hoy hemos recibido alimentos no solo para el cuerpo, sino también para el alma, el gesto que han tenido con nosotros alivia en gran parte el dolor que nos tocó vivir hace unos días”, señala don Feliciano Chero Flores, teniente gobernador de Pedregal Chico, uno de los sectores más golpeados por el desborde del río Piura.

Y es que si bien han pasado 18 días de aquel fatídico 27 de marzo en el que vieron como el río arrasaba con sus viviendas, sus animales y las cosas que les ha tocado toda una vida conseguir, hoy la población de Pedregal Chico tuvo una especie de respiro ante la mala racha, hoy fue un día distinto, hoy fue un Jueves Santo histórico, y todo gracias a la nobleza de corazones solidarios.

SOLIDARIA DECISIÓN

Cuando Don Jaime Correa Gutiérrez fue elegido el año pasado para ser el depositario de la Semana Santa 2017 en Catacaos nunca pensó que ésta sería, a decir de él, la oportunidad de renovar su fe en Dios a través del prójimo, como debe ser.

 

 

 

 

 

 

 

 

Por tradición, durante la Semana Santa en Catacaos, tanto el depositario como el doliente ofrecen los siete potajes el jueves y viernes santo, respectivamente. La santa comida siempre ha sido ofrecida para quienes después de la misa llegan a la casa de los elegidos. Sin embargo, este año todo fue diferente. Habiendo ocurrido el desborde a escasos días de la Semana santa hay quienes pensaron que no habría celebraciones. Sin embargo, don Jaime ya lo tenía todo decidido, este año llevarían los potajes a las zonas del bajo Piura, devastadas por el Niño costero.

 

 

 

 

 

 

 

 

Y así fue. Desde la noche del miércoles, decenas de familiares y vecinos de del depositario se juntaron para empezar a cocinar, el reto era grande: preparar 5,000 raciones de comida. Y vaya que lo cumplieron. Al mediodía de este jueves, después de recibir la bendición del párroco Manuel Castro, todos los alimentos entre ellos, el pepián de pavo, los tallarines con gallina, pasteles, almíbar de frutas, y hasta bolsitas de caramelos para los más pequeños iban siendo colocados en los vehículos que más vecinos solidarios pusieron a disposición. Pasado el mediodía la caravana con los mismos voluntarios de la comida enrumbó hacia Pedregal a donde llevaron comida pero sobretodo, una muestra clara de amor al prójimo.

 

 

 

 

 

 

 

Reunidos en mesas como si se tratase de la ultima cena, centenares de niños y adultos degustaron de los potajes y la compañía por más de 2 horas. No faltaron los gestos de agradecimiento y hermandad entre quienes fueron a dar pero también recibieron, en este caso mucha alegría, esa bendita alegría y paz que da el servir a los que más nos necesitan.

 

 

 

 

 

 

 

 

Estoy segura que el 2017 quedará marcado en la memoria de los piuranos y piuranas por hechos devastadores como las lluvias, desbordes e inundaciones, pero también por gestos como estos que esperamos se conviertan en una nueva tradición que nos permite acercarnos al prójimo más necesitado y darle así un verdadero sentido a la Semana Santa.

1 COMENTARIO

Los comentarios están cerrados.