La noticia nos sorprende a todos: han fallecido 306 médicos en lo que va de pandemia. Los últimos tres con 54, 43 y 30 años. Casi uno por día. Creo que algunos, que pueden por tener medios económicos con qué vivir y conciencia, guardan las normas de confinamiento que nos mandan; otros, aunque tienen conciencia de la gravedad de la pandemia, no pueden guardar las restricciones porque no comen si no salen a la calle y se mezclan con otras personas y no guardan las distancias.
Pero hay muchos que pudiendo guardar las normas, no lo hacen, porque les falta conciencia y se ríen. Son los negacionistas que, aunque no hayan tomado conciencia de la gravedad, viven como si negaran esa gravedad. Pero la noticia sorprende a todos, 306 médicos, no jubilados, que no padecían cuestiones graves de salud, y que se supone que por ser médicos han tenido todos los medios a su alcance para curarse y han fallecido.
Así que no es broma, es tan serio como que nos estamos jugando la vida, pero no solo la nuestra sino la de los demás. Hoy nos queda honrar a estos 306 médicos que dieron su vida por salvar a otros. Y ellos se cuidaban, pero además eran conscientes que se la jugaban, y sin embargo no abandonaron a sus pacientes. Tenemos que honrar a ellos y sus familias que se quedaron sin sus seres queridos. Pero a nosotros nos toca ser más responsables y serios, para cuidarnos más, cumplir más estrictamente las normas que nos imponen y no jugar con la vida de los demás, porque no queremos que sigan muriendo más médicos.
Pero para colmo nos enteramos que mientras hay estos héroes ciudadanos, existen otros que se han metido en el bolsillo 20 millones de las obras de reconstrucción, estos son ciudadanos delincuentes. Qué lástima y para mal de todos quedan impunes.
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