Por Andrés Carhuapoma C.
El inicio de la pandemia por la Covid-19 afectó la educación del país porque no estábamos preparados para las clases virtuales. Esta nueva modalidad significó grandes retos para los actores de la educación como son: docentes, estudiantes y padres de familia. Sin embargo, a puertas de concluir el segundo año académico virtual, hay una realidad que no es abordada en su magnitud: centenares de estudiantes han tenido que abandonar sus clases por falta de conectividad, pero también porque deben trabajar para aportar económicamente a sus familias afectadas por la pandemia.
De acuerdo a las cifras del Ministerio de Educación (Minedu), la tasa de deserción interanual 2018-2019 en primaria bajó de 2.5% a 1.3% y, en secundaria, de 4.1% a 3.5%. Pero esta situación fue revertida a causa de la pandemia. A julio de 2020, el Minedu estimó que la deserción en primaria se incrementó de 1.3% a 3.5% (128 mil estudiantes) y, en secundaria, pasó de 3.5% a 4% (102 mil estudiantes), lo que suma 230 mil escolares de Educación Básica Regular (EBR) que han abandonado la escuela.
Para el 2021, la deserción estudiantil en Piura podría haber aumentado de acuerdo a las estimaciones del Minedu.
Anuncio presidencial
El presidente de la República, Pedro Castillo Terrones, en su primer mensaje a la Nación anunció que su gobierno declararía en emergencia la educación del país con el fin de recuperar los aprendizajes y evitar que “la falta de equidad en el magisterio siga creciendo”. Esto se hizo efectivo el 20 de agosto con la publicación del Decreto Supremo 014- 2021.
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Dicha norma señala como objetivo de la declaratoria, consolidar y lograr los aprendizajes de los estudiantes de la educación básica, superior y técnico– productiva, potenciando la innovación y respuestas educativas en atención a la diversidad de los territorios del Perú, cerrando las brechas de inequidad y dando respuesta desde la educación a la emergencia sanitaria del coronavirus. Pero, ¿qué pasará con los estudiantes que no cuentan con las condiciones económicas para retomar sus clases? En el siguiente informe conoceremos las historias de estudiantes piuranas que se vieron obligadas a abandonar las clases virtuales ante la falta de un equipo tecnológico y porque tienen que trabajar para ayudar en la economía de sus familias.
Yadira: la adolescente que quiere ser psicóloga
Yadira es una adolescente que dentro de poco cumplirá 18 años. Debido a sus problemas de aprendizaje este 2021 debió cursar el primer año de secundaria. Mientras Yadira nos comparte su testimonio, las ganas desesperadas de volver a las aulas pese a su precaria condición económica son más que evidentes. Ella dejó de estudiar en el mes de mayo porque el único celular que tenían en casa, se malogró.
La familia de Yadira no tiene dinero para comprar un nuevo equipo telefónico, por lo que la joven dejó de estudiar y decidió apoyar a su madre en un puesto de ventas instalado en el Complejo de Mercados de Piura. Durante el día vende bebidas y ropa. Por las noches sale a las calles a recoger botellas vacías para venderlas como chatarra y obtener un ingreso que contribuya a la economía familiar.
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Yadira no cree que este año retome sus clases virtuales, pero eso no frena su sueño de convertirse en psicóloga para ayudar a su mamá y hermano, con quienes vive, y para apoyar también a los niños y niñas que como ella, les ha tocado enfrentar una vida dura sin tener asegurado el derecho básico a la educación de calidad.
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Sobre la deserción escolar y sus causas, el integrante del Consejo nacional de Educadores del Colegio de profesores del Perú, Segundo Tamariz Moreno, considera que el plan de emergencia debe responder de manera íntegra a todos los sectores educativos, incluida la Educación básica alternativa que ahora tiene más del 60% de estudiantes desertores como consecuencia de la pandemia.
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Maribel la estudiante obligada a cambiar los estudios por un trabajo en la uva
Otra de las estudiantes afectadas por la pandemia es Maribel. Ella tiene 21 años, vive en el distrito de Cura Mori y estudiaba el segundo ciclo de la carrera técnica de Contabilidad en un instituto tecnológico de Piura. En el 2020, año en que empezó la pandemia por la Covid-19, tuvo que abandonar sus estudios porque su papá dejó de laborar ya que es vulnerable.
Ante esta situación, la joven se dedicó a trabajar para aportar económicamente en la canasta familiar. Ella actualmente labora en una empresa agroexportadora de uva por lo que sale a trabajar a las 4:30 de la mañana y regresa al promediar las 5 de la tarde. “Con este horario es imposible que pueda estudiar y trabajar al mismo tiempo. Llego muy cansada a casa”, narra Maribel.
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Agrega que trabajará lo que resta de 2021 para obtener ingresos y con estos fondos poder cubrir los gastos de sus estudios que espera retomar en 2022.
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Así como Maribel, más del 40 % de los estudiantes del nivel superior- técnico en el país han dejado de estudiar para dedicarse a trabajar, según detalló el catedrático de la facultad de Educación de la Universidad Nacional de Piura, Martín Merino Marchán.
El docente advierte que uno de los retos de la emergencia educativa en el país es lograr que los estudiantes retomen sus clases sin perjudicarlos económicamente. Por ello, el Minedu debe trabajar políticas que ayuden a la reinserción estudiantil, pero generando oportunidades porque muchos de los jóvenes tienen a cargo a su familia.
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Al igual que Yadira y Maribel hay muchos niños, niñas, adolescentes y jóvenes que desean seguir estudiando y tener un mejor futuro. Las autoridades están en la obligación de atender esta problemática y brindar políticas de oportunidades a esta generación con ganas de ser mejores ciudadanos. Como dijo el ex presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo.
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