La castración química no disminuye el deseo sexual del varón al 100 %, advirtió el médico Gilmer Díaz, cirujano urólogo del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) sobre la aprobación en el Congreso de la castración química para los violadores de niños y niñas.
Para Díaz, la castración química no garantiza que un hombre deje de violar a un menor, pues solo disminuye los niveles de testosterona, hormona que provoca el deseo sexual en el varón.
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Pero esta hormona no es el único factor que provoca el deseo sexual. Gilmer Díaz sostuvo que también influye otros factores como el estímulo sexual, un ambiente adecuado y otras sustancias producidas por nuestro organismo.
A eso se suma que en otras glándulas del cuerpo también se produce testosterona, aunque en menor escala que la que se origina en el cerebro y desde la cual se produce el deseo sexual.
Sobre la posibilidad de que la castración química disminuya las violaciones contra menores, el cirujano urólogo Gilmer Díaz opinó que el problema en un violador no solo es físico, sino también mental.
“Los violadores son personas que gozan con el sufrimiento de su víctima, gozan con el sometimiento de la persona a la que están violando”, puntualizó el especialista.
Gilmer Díaz señaló que una vez que al varón se le aplica la castración química mediante fármacos, este debe seguir un tratamiento. El especialista advirtió que si el sujeto deja de tomar el medicamento que le bloquea la producción de testosterona, el organismo volverá generar está hormona y nuevamente tendrá deseo sexual.
A eso se suma el alto costo que demanda este tipo de castración. Estimó que los fármacos que se usan cada mes cuestan casi S/ 350; los usados cada tres meses, entre S/ 1.500 y S/ 2.000; y los aplicados cada seis meses, costarían un promedio de S/ 3.000.
