Editorial: Reconstuir la democracia en el Perú

Wilmer Fernández, director de Cutivalú.

Ya vamos más de cinco semanas con el caso de los Rolex y otras joyas de Dina Boluarte; ya vamos más 500 días del gobierno de Dina Boluarte. El Perú no ha mejorado en ningún aspecto, sino que más bien ha retrocedido en democracia, en economía y esperanza.

Y el piloto automático que conducía al país, ya no es automático. Ya no funciona como hace 5 años, cuando la economía podía caminar independientemente de las crisis políticas del país. Tal vez esto se deba a que la Constitución política no había sido manoseada tanto como la que tenemos hoy.

El Perú de hoy día está en una profunda crisis política, económica y social sin precedentes.

Los datos estadísticos nos dicen que la pobreza ha crecido, que el acceso a comida es cada vez más difícil para mucha gente. La desigualdad ha crecido en el país. El chorreo prometido por el liberalismo jamás llegó a todos y todas las peruanas.

Esta crisis política sin precedentes en el Perú comenzó el 2016, cuando la señora y vitalicia candidata de Fuerza Popular o fujimorismo, Keiko Fujimori, reconoció a regañadientes el triunfo de Pedro Pablo Kuczynski y prometió gobernar desde el congreso con sus 73 secuaces. Entre dientes nos dijo que con sus 73 congresistas iba a hacer lo que le venga en gana en el país. Así fue.

En las elecciones del 2021, el panorama político no cambió. Keiko no reconoció su derrota política. No obstante, ganaron los mismos de la derecha constituyendo una gran mayoría en el Congreso. Primero, no dejaron gobernar a Pedro Castillo.

Aún con él en el gobierno comenzaron a cerrar los mecanismos de participación ciudadana para las reformas constitucionales que el país necesitaba.

Después, ya sin Castillo y con un Tribunal Constitucional a su medida, hicieron todos los cambios, incluso inconstitucionales, de la Constitución Política del 93. Todas las reformas, o más bien contra reformas, han dejado al país en una incertidumbre política y económica y con sus instituciones puestas al servicio de la corrupción. En estos últimos 3 años, han destruido la democracia peruana.

Hoy, el Perú es una democracia sin ciudadanos y ciudadanas; mejor dicho, con ciudadanos y ciudadanas arrinconados, que es lo mismo. Hoy tenemos una democracia gamonal, oligárquica, en manos de los que tienen la riqueza, el poder militar, aquellos que hacen ricos a los y las congresistas que están en ese poder del Estado.

Construir una democracia participativa y deliberativa fuerte y sostenible en el Perú demandará, por lo tanto, mucho tiempo y de la participación de una ciudadanía empoderada, con una nueva institucionalidad, en la cual los actuales actores políticos no deben tener ninguna participación.

En primer lugar, sólo una ciudanía informada, activa, organizada y movilizada, que cree en la democracia, no sólo como sistema político sino como valor personal, podrá garantizar la recuperación de la democracia participativa y deliberativa en el Perú.

Esto implica que debemos trabajar insistentemente en la formación política de la población. Es necesario repolitizar o revalorar la acción política en todos los niveles de la vida de las personas.

En segundo lugar, para recuperar la democracia queda la tarea de recuperar la institucionalidad peruana que favorezca la independencia de los poderes del Estado y la participación ciudadana en la gobernabilidad.

Esperamos que los próximos congresistas y autoridades políticas que lleguen al poder tengan estas preocupaciones: recuperar el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, El Ministerio Público, el Poder Judicial, la SENEDU, la Junta Nacional de Justicia, el Jurado Nacional de Elecciones. Esto garantizará la legitimidad y fortaleza de la democracia peruana.

En tercer lugar, queda claro que la actual clase política que gobierna el Perú ha demostrado que no tiene aptitud ni interés por el fortalecimiento de una democracia participativa. Los actuales poderes del Estado peruano han conducido al país, tanto legal como político, a una situación de ingobernabilidad. Para un retorno a la democracia ninguno/a de los que gobiernan hoy el Perú deben volver a ser autoridades.

El poder no puede estar en manos de partidos o personas limitadas de intelecto, de razón política o de amor al pueblo peruano.

Por: Wilmer Fernández Ramírez – Director de Cutivalú

Editorial: Radio Cutivalú y la libertad de prensa