“Que no nos falte el combustible para alimentar la llama de nuestra vocación como maestros”

Maritza Morocho, directora de la I.E Nivel Inicial N°010 Los Algarrobos.

Este 6 de julio se celebra el Día del Maestro, una fecha donde se conmemora a las personas que se dedican a la enseñanza. En este grupo se incluye a todos los docentes de colegios, institutos, universidades, entre otros centros educativos.

Ahora, debido a la pandemia del covid-19, los padres de familia han podido comprender la ardua labor que tienen los profesores que se encargan de enseñarle a sus hijos y la importancia que estos cumplen en su educación. Así lo comentó a Cutivalú la directora de la I.E Nivel Inicial N°010 Los Algarrobos, Maritza Morocho.

Con 23 años de servicio, la docente resaltó el rol importante que cumplen en la educación de los más pequeños, sobre todo antes y después del aislamiento por causa de la pandemia que los afectó considerablemente. Lamentó que, en medio de este contexto, no se haya prestado la atención debida, a pesar que muchos escolares se vieron perjudicados.

“Nos tocó vivir una situación complicada, pasar de tener a nuestros pequeños a nuestro alcance, abrazarlos, mirarlos a verlos solo virtualmente. Nosotros sabíamos que con la ventana virtual se complicaría todo, más aún cuando la familia se convertiría en el pilar para la transmisión de conocimientos. Esto fue difícil para los niños de 3, 4 y 5 añitos”, manifestó.

Falta de apoyo

Maritza Morocho informó que muchos estudiantes tuvieron que dejar las clases por la falta de equipos tecnológicos; sin embargo, su amor por educarlos pudo más y trataron de ayudarlos. Dijo que “definitivamente la vocación del maestro es una llama que no se va apagar así nomás” pues para eso fueron formados.

“En un inicio los padres estaban desorientados, ni nosotros mismos sabíamos, pero poquito a poco fuimos encontrando el camino para llegar a los niños. Sin embargo, en la parte tecnológica fue más complicado, debido a que no todos pudieron acceder a ello. Muchos alumnos se retiraron por problemas de conectividad, pero tratamos en lo posible de llegar a sus domicilios para orientarlos. Fue difícil cuando la prioridad no era la educación, sino sobrevivir”, resaltó.

La docente reveló que “el regreso a la presencialidad también fue difícil, pues se tenía que cumplir protocolos, pero para los docentes fue imposible no abrazarlos y tener contacto con sus estudiantes.

Vocación por su profesión

La profesora Maritza Morocho resaltó la importancia de la vocación de cada docente al momento de compartir sus conocimientos. Espera que la enseñanza mejore cada día, por el bien de los escolares y del Perú, debido a que forman parte del futuro que tanto se espera cambiar.

“Esa llama de la vocación, esa llama del amor que no se nos va acabar. Ojalá que tengamos el suficiente combustible para seguir adelante con todo lo que nos viene, porque la educación está cambiando de perspectiva y somos nosotros los que también debemos cambiar para poder atender mejor a nuestros alumnos, ellos son los que tienen en sus manos el futuro del país”, enfatizó.

La docente invocó a los maestros de todo el Perú a no desanimarse y seguir adelante a pesar de las múltiples carencias que tienen que afrontar.