Por: Wilmer Fernández – Director de Cutivalú
Hoy quiero traer a la memoria una entrevista hecha hace algunos años atrás por Cesar Hildebrant a Jaime Bayle, en la cual el entrevistado Jaime Bayle decía que la política peruana es mediocre, despreciable, con un consciente intelectual ínfimo, por debajo de la farándula. Los políticos/as peruanos son actores malos, de pacotilla. Los políticos peruanos son los peores de Latinoamérica. No les falta razón.
Si bien esta apreciación no deja de ser inquietante para muchos, se corresponde con la realidad política peruana. Y la mayoría de los peruanos y peruanas lo saben, lo sabemos. Tenemos a la presidenta con mayor desaprobación del mundo y de toda la historia peruana. Prisionera en Palacio, huyendo de las calles de la gente que le grita asesina. Ella, con una sonrisa hierática, congelada cual payaso que tiene que sonreír, aunque le caigan mil insultos piedras o huevos.
No se puede gobernar el país con 3% de aprobación. De igual manera, tenemos el Congreso menos apto para representar la voluntad peruana. 3% de aprobación. No representa nada. Sabiendo aquello cual fieras acorraladas se han dedicado a destruir la democracia peruana.
Este 7 de diciembre se cumple 2 años de la subida al poder de Dina Boluarte. Esta entregó todo el poder al Fujimorismo y a sus aliados como Alianza para el Progreso de Cesar Acuña, Podemos Perú y Perú Libre. Dina Boluarte entrego todo el poder a los partidos que no ganaron las elecciones. ¿Han hecho algo por el Perú? Nada.
Estos malos actores políticos se han pasado 24 meses arreglando el marco legal para mejorar sus negocios, la de sus amigos, y asegurarse impunidad por sus actos de corrupción. Son 24 meses en que ha gobernado la arbitrariedad de sujetos sin conocimiento y capacidad para gobernar el país. Una vez se impone la viveza y criollada de peruanos que miran al estado como un botín.
La consecuencia es que el Perú se ha convertido en Estado cleptocrático, es decir, cuando gobiernan los ladrones. Ejemplos para esta afirmación sobran: ley que favorece la organización criminal, ley que favorece la perdida de territorios amazónicos, ley que favorece la minería ilegal, ley que limita el trabajo de los fiscales para llevar a los delincuentes a la cárcel; Ley que prohíbe condenar por violación de derechos humanos a los violadores de derechos humanos antes del 2000. Hay mucho más que enumerar. Por eso, el Perú se ha convertido en un territorio propicio para cobijar criminales y delincuentes, tanto nacionales como internacionales.
El 2024 será el año más violento en el Perú en los últimos ocho años. Al 10 de octubre se han producido un total de 1.493 homicidios, superando los 1.431 casos de 2023. Según el Sistema de Información de Defunciones (Sinadef), en Perú se han registrado 9.411 asesinatos desde 2017, y con el tiempo, las previsiones indican que este récord podría superarse antes de finales de 2024. Lima es la región más afectada, con un récord de 638 asesinatos en lo que va del año. La lista de zonas de riesgo también incluye a La Libertad (198 casos), Callao (90 casos), Piura (81 casos) e Ica (67 casos). Las declaraciones de emergencia no cambian en nada la gravedad del problema.
De igual manera, hasta el mes de noviembre de 2024, los datos sobre el sicariato en Perú muestran una situación preocupante. Según las estadísticas disponibles: se han registrado 934 casos de sicariato en todo el país. De acuerdo a la Policía Nacional del Perú, las ciudades con más percepción de inseguridad en el país son Moyobamba, Pucallpa, Cusco, Trujillo, Piura y Juliaca. Al menos 30 muertos por mes. El Perú cerraría el 2024 con 1,905 fallecidos a consecuencia del sicariato y la extorsión. Esta cifra indica que se producirían 500 muertes más que las registradas a lo largo del año pasado por efecto de la delincuencia. Estas cifras reflejan una crisis de seguridad que ha llevado a medidas como el estado de emergencia en varios distritos de Lima y Callao para combatir la extorsión y el sicariato.
Estos son los problemas, además del hambre y la pobreza en crecimiento, que deben resolver todas las autoridades políticas del Perú. Por eso se hace necesario recuperar la sensatez y la inteligencia política, recuperar el sentido de la acción política que es trabajar para el bien común, para el pueblo. Tenemos que erradicar esas prácticas políticas implantadas y cultivadas por partidos como el fujimorismo y sus aliados que gobiernan de espaldas a los intereses del país. Hoy se aferran a la legalidad de su puesto. Pero para las elecciones que se avecina, no debemos votar por ninguno. Ese será el mejor castigo a su deslealtad al voto que los eligió.