La primera vez que Brenda Montero López, una universitaria de 21 años, escuchó mencionar el pueblo de Mala Vida pensó que le estaban tomando el pelo. “Nunca antes había oído ese nombre, incluso algunos de mis compañeros hacían bromas”, cuenta.

Sin embargo, luego de haber convivido durante siete meses con los pobladores de ese lugar, ahora sabe que es uno de los centros poblados más pobres de la provincia de Sechura, sin agua potable ni luz eléctrica, y con pobladores que luchan para sobrevivir.

Ella junto a 12 universitarios de la Facultad de Comunicación de la Universidad Privada Antenor Orrego (UPAO) filial Piura, como parte del curso Cambio Social, ejecutaron desde agosto del año pasado dos proyectos cuyo objetivo era mejorar las condiciones de vida de los pobladores de Mala Vida. Trabajaron con 35 estudiantes de 3°, 4° y 5° de secundaria del colegio Daniel Alcides Carrión de ese centro poblado.

A los estudiantes les llevaban almuerzos nutritivos para combatir la desnutrición. “Son jóvenes muy chiquitos, por falta de nutrición”, cuenta Maricarmen Zambrano, otra universitaria del proyecto. Los beneficiarios también recibieron charlas de dos psicólogas que les ayudaron a diseñar su proyecto de vida.

(Foto: UPAO Piura)

PROYECTANDO MI FUTURO

Mala Vida es uno de los centros poblados del distrito de Cristo Nos Valga, en la provincia de Sechura, que están desperdigados a lo largo del desierto, en la carretera Panamericana Piura-Chiclayo. Tiene 700 habitantes, que se dedican a la agricultura y ganadería básicamente. La posta médica de la zona solo cuenta con una obstetra; no hay un médico. Tampoco hay luz eléctrica, ni agua potable.

En ese lugar tan precario, los universitarios decidieron mejorar la vida de sus pobladores. Han comenzado con los estudiantes de 3° y 5° de secundaria. “Han sido meses intensos, donde hemos trabajado con ellos en un proyecto de vida, porque la mayoría de ellos eran conformistas, pero ahora, después de conocer la universidad, ya tienen metas, vocación y quieren una carrera universitaria”, dice Montero.

Zambrano agrega que el aprendizaje ha sido mutuo. “Ha sido como salir de nuestra burbuja de universitarios y palpar la realidad de nuestra región. Es una zona bastante pobre, donde hemos aprendido en el plano profesional, pero más en el aspecto personal, de saber que hay mucha gente que nos necesita”, dice.

(Foto: UPAO Piura)

El último sábado se realizó la clausura de ambos proyectos, en una ceremonia donde estuvieron los padres de familia, los estudiantes y directivos del colegio Daniel Alcides Carrión. “Nos conmovió porque algunos padres lloraron, y nos dijeron que podríamos estar divirtiéndonos en la ciudad, y sin embargo estábamos ahí, ayudándolos, en un lugar tan pobre”, dice Montero.

Para Zambrano estos proyectos son solo el inicio del camino que ella se ha trazado. “Con otra compañera de la universidad hemos acordado que haremos nuestra tesis de pregrado sobre Mala Vida y los retos que enfrenta. Es un lugar, como otros muchos en el país, que necesita nuestra ayuda, nuestro aporte como ciudadanos y profesionales”, concluye. Sin duda, es un gran paso hacia el cambio social de Mala Vida.