Opinión: «Acuerdo con Odebrecht para conocer toda la podredumbre»

(Foto: Andina)

Escribe: Federico Chunga Fiestas

El acuerdo de más de mil páginas que el viernes pasado lograron firmar los fiscales del Equipo Lavajato con Jorge Barata y otros exdirectivos de Odebrecht, hoy colaboradores eficaces, abre una nueva etapa en el caso y, si todo marcha bien, podría iniciar una nueva era en la historia de nuestro país, puesto que están a punto de ser delatados, con documentos probatorios irrefutables, desde presidentes, ministros, viceministros y congresistas hasta alcaldes, gobernadores regionales y otros altos y medianos funcionarios y políticos que han ejercido funciones en los últimos dieciocho años.

Estamos a punto de levantar una alfombra debajo de la cual está escondida la podredumbre de años de prácticas corruptas y personajes que casi siempre han estado protegidos por un sistema político y judicial que les garantizaba impunidad. Eso significa no solo un golpe de timón en la historia reciente del país sino, sobre todo, una limpieza moral y política que es imprescindible si queremos siquiera aspirar a un desarrollo sostenible y dejar atrás décadas de atraso y de debilitamiento del sistema democrático.

Si queremos llegar al primer mundo algún día cercano debemos desinfectar al Estado de casi dos o tres generaciones de personas que vieron en la política un atajo para su enriquecimiento. Sin ese primer paso el Perú no tiene posibilidades y seguiremos repitiéndonos en un camino que parecía llevarnos inexorablemente hacia convertirnos en un país inviable.

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Por eso es importante que la ciudadanía defienda este acuerdo, que ahora deberá ser validado por el Poder Judicial, y por eso debemos contribuir a que el Equipo Lava Jato resista el embate de un gran sector de políticos, autoridades y periodistas interesados en hacernos creer que el acuerdo es lesivo para el país, que es más importante castigar a  Odebrecht con el cierre sus operaciones en el Perú que saber la verdad sobre los nombres, apellidos y montos que recibieron los políticos de siempre. No pierda de vista que gran parte de estas personas son heraldos de los involucrados y varios de ellos están directamente implicados en los actos delictivos que están a punto de ser sacados a la luz.

Porque, y es bueno decirlo con claridad, atravesamos un momento histórico, uno de esos pocos momentos en que un país tiene la oportunidad de enfrentarse a su destino. Por supuesto, la desinfección es apenas la primera etapa de un cambio que para concretarse requiere de esfuerzos mayores y mucho más prolongados. Ahora que está a punto de jubilarse, posiblemente en las cárceles, gran parte de nuestra clase política, es necesario que construyamos una nueva que responda a las reales necesidades de la Democracia y que tenga la convicción de que la Política es, de verdad, una actividad de servicio a la ciudadanía.

La sociedad civil, organizada y movilizada si eso es necesario, sigue siendo la única garantía de que la oportunidad que el caso Lava Jato nos ofrece será aprovechada no solo para acabar con años de impunidad sino para construir un nuevo Estado, uno que por fin sea ocupado por quienes tienen los merecimientos éticos y profesionales para servir a los intereses públicos y defender los derechos humanos de todos nosotros, sin distinción y sin corrupción.