El diagnóstico de la anemia en niños y niñas es muy práctico y está a cargo del personal de enfermería, quién a través del tamizaje puede saber si el menor tiene anemia. Luego es derivado al médico pediatra para evaluar la gravedad de la enfermedad y suministrar el hierro y micronutrientes.
Dependiendo de la gravedad, la nutricionista se encarga de recomendar un tratamiento a base de una alimentación sana y rica en hierro; y explicar a los padres la administración de alimentos para que la absorción del hierro no sea bloqueada por otros alimentos.
La nutricionista Merci Becerra señala que se debe priorizar los alimentos de origen animal como hígado, sangrecita, bazo, bofe. También la carne de res, menestras y verduras.
“Cuando se tiene un cuadro de anemia se suplementa el hierro, los niños que inician el tratamiento complementario inician consumiendo productos como la sangrecita, hígado, pescado”, dijo la nutricionista.
Una buena alimentación tiene que ser variada, por ello es necesaria el consumo de las verduras y frutas. La leche materna también es rica en hierro y nutrientes y debe ser exclusiva al menos en los seis primeros meses de vida.
Hay que tener en cuenta que los alimentos ricos en hierro vienen acompañados de grasas, por eso para su consumo debe balancearse.
La anemia también se puede presentar en niños con problemas de obesidad, prematuros, entre otros. También se reportan casos en adolescentes, ancianos y gestantes.
El médico pediatra Mao Zeta Zeta manifiesta que un niño con baja hemoglobina afecta su neurodesarrollo, es decir su aprendizaje y desarrollo para que en un futuro se tenga un pobre potencial humano.
“El niño con anemia no tiene rendimiento escolar, presenta cuadros de fatiga, cansancio. Si se detecta a temprana edad, el impacto es mayor. Pero el mayor porcentaje se concentra en los niños que no presentan síntomas”,
Dato: Las personas vegetarianas también están propensas a un cuadro de anemia. Aunque las verduras brindan hierro, pero son de menor absorción.
