Por: Mgtr. Ortelia Valladolid Bran, coordinadora de Incidencia y Desarrollo de Cutivalú
Las mujeres y las niñas representan la mitad de la población mundial, así como de nuestro país y de la región Piura, por tanto, representan la mitad de su potencial. Sin embargo, la desigualdad de género persiste hoy en todo el mundo y provoca el estancamiento del progreso social, entre ellas, las débiles oportunidades que tienen las mujeres para fortalecer sus capacidades personales, sociales y generar sus propios ingresos.
Conforme con el INEI, en la región Piura el 30.4% de personas están en nivel de pobreza y el 3.4% pertenecen al nivel de pobreza extrema. “Podemos decir que 34 de cada 100 piuranas y piuranos en la región están en condición de pobreza o pobreza extrema” y de esta proporción más de la mitad son mujeres.
Por otro lado, según el Programa Aurora del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, de enero a agosto de 2023, los Centros Emergencia Mujer atendieron 5101 casos de violencia en la región Piura, de los cuales el 89,4% (4562) está dirigida a mujeres y el 10,6% (539) a hombres.
Este escenario nos indica que la pobreza, la violencia y otras brechas de género tienen rostro de mujer, cuyas causas son estructurales, multifactoriales y culturales. En esta última persiste machismo y el patriarcalismo, que sigue poniendo en desventaja a las mujeres respecto del cumplimiento de sus derechos.
Frente a este panorama tan preocupante, desde Cutivalù nace el Proyecto “Fortalecimiento de redes de mujeres rurales para la prevención de violencia de género y su autonomía económica”, cuyo nombre amigable es “Mujeres trabajando por la igualdad”, el mismo que busca atender la prevalencia e incremento de violencia contra las mujeres, así como las limitadas oportunidades para la autonomía económica de las mujeres
Este proyecto inicia su ejecución en marzo del presente año 2023, en alianza con el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, con la Asociación de Investigación y Especialización sobre temas Iberoamericanos-AIETI con el financiamiento de la cooperación ANDALUZA PARA LA COOPERACION INTERNACIONAL PARA EL DESARROLLO- AACID, demostrándonos una vez más la importancia del empoderamiento para salir de estos círculos viciosos.
Siendo la dependencia económica una causa grande para que las mujeres soporten las agresiones, es necesario promover autonomía económica. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) define la autonomía económica de las mujeres como la capacidad de ellas para generar ingresos y recursos propios a partir del acceso al trabajo remunerado en igualdad de condiciones que los hombres, permitiendo que las mujeres tengan poder y control de sus propias vidas y adquieren la capacidad de tomar decisiones estratégicas contra las desigualdades de género y con ello erradicar la violencia y por supuesto la pobreza.
Sigamos trabajando con las mujeres, para las mujeres, desde la etapa de la niñez y modificando patrones de crianza desiguales en la casa.
Mujeres y hombres merecemos el mismo respeto para caminar hacia una verdadera igualdad.
