La otra cara del colapso en el bajo Piura: la solidaridad de toda una región

Este martes el amanecer en el bajo Piura fue de tristeza y desolación. Calles llenas de agua, lodo y piedras, con paredes húmedas y muy por encima de la mitad, advierten que el desborde del río Piura fue de grandes proporciones y sin precedentes.

Sin embargo, la presencia de decenas de camiones, camionetas, motofurgones y mototaxis con ayuda humanitaria recolectada por la población solidaria dibujó un panorama alentador en distritos como Catacaos y Cura Mori que este lunes les tocó vivir lo peor del desborde del río Piura.

COLAPSO

Al atardecer de este lunes estaba claro que el desborde que alcanzó a sectores de Piura y Castilla fue de mayor impacto en el bajo Piura. Familias enteras en los techos de su casa, otros tantos en las lomas o zonas altas de su sector, enseres flotando, animales ahogados daban cuenta de la magnitud del desborde del río Piura.

Ya en la mañana de este martes, conforme el agua iba retirándose ante el descenso del caudal del río, centenares de moradores damnificados de sectores como Simbilá y Nuevo Catacaos se apostaron en plena Panamericana y en las afueras de sus viviendas aun inundadas para clamar por agua y alimentos, sobretodo para los más pequeños que llevaban horas sin comer.

Otros moradores de sectores más bajos y afectados como Rinconada, Monte Suyón, Viduque y Pedregal, estos últimos de donde proceden las cuatro víctimas mortales confirmadas hasta el momento por las autoridades policiales, emprendían su traslado hasta la zona de San Pablo, en la vía Piura- Chiclayo, lugar a donde han ido a parar la mayoría de damnificados que no tienen otra alternativa.

ESPERANZA

El cuadro hubiese sido peor sino fuese por esos piuranos y piuranas que desde el amanecer preguntaban a qué lugar llevar alimentos, agua, ropa, enseres para los hermanos que lo habían perdido todo. Familias enteras en sus vehículos particulares movilizándose hasta los albergues, y al sector del Trébol para ofrecer desayunos y sobretodo palabras de aliento a quienes horas atrás sufrieron la peor pesadilla.

Conforme pasaron las horas, fueron incrementándose las muestras solidarias de una Piura que le dijo a su gente de Catacaos y Cura Mori: Aquí estamos, cuenten con nosotros.

Se vienen horas y días complicados. Aún hace falta rescatar a muchos pobladores. Costará recuperarnos de este golpe. Costará tiempo la reconstrucción. Pero lo que nunca costará es esa ayuda desinteresada que hoy entregaron centenares de piuranos que no dudaron en organizarse y llevar bajo el inclemente sol un poco de agua, un poco de alimentos y con ello un poco de paz y esperanza a quienes aún esperan una atención adecuada de las instituciones y autoridades competentes que no parecen trabajar coordinadamente ante tremenda emergencia.

La necesidad no se irá de la noche a la mañana así que sigamos organizándonos, sigamos ayudando, porque eso también es parte de la actitud que necesitaremos para cuando venga la etapa de reconstrucción no de una ciudad cualquiera, sino de una Piura mejor para todos sus hijos e hijas.