La Natividad, ¿solo es cuestión de mujeres?

Por: Lic. Nadia Agurto Francia, especialista de Género – Piura

Se acerca la Navidad… como dice una conocida canción, una fecha importante en el mundo de las personas cristianas y católicas, el nacimiento de Jesús conlleva a realizar una celebración de unión familiar, de paz, de regocijo con los nuestros, familias reunidas, amigos, amigas juntos, l disfrute de los más pequeños en casa y los preparativos, los regalos” que resultan muy emocionantes, si lo hacemos desde el amor, el cariño, respeto y corresponsabilidad.

Es preciso señalar que cuando hablamos de corresponsabilidad hablamos de asumir esta celebración con la distribución equitativa, equilibrada y funcional de las responsabilidades personales, familiares y de las tareas domésticas. Esto implica compartir incluso la carga mental de todo ello.

Los modos de convivencia en los que nos desenvolvemos los hombres y mujeres van cambiando, claro que ello depende del tipo de crianza y las costumbres, y se manifiestan cuando realizamos este tipo de celebraciones. Hace años atrás recuerdo que quienes estaban pendientes de todo: comida, vestimenta, arreglos, adornos entre otras cosas en casa. Eran las madres, en la mayoría de los casos ayudadas por las hijas, las tías las primas, las hermanas, aunque en algunos hogares tampoco se celebraba la Navidad, por decisión del padre, escuché a parientes y vecinas o vecinos cuando era aún era pequeña que decían “iremos a dormir temprano porque en casa no celebran la Navidad y a mi papá no le gusta que cenemos tarde ni la navidad”.

Al conversar con una amiga, mencionó que la navidad de algún modo le genera cierto estrés por el tema de los preparativos, “ver el tema de los regalos, recibir a la familia del esposo, los primos y primas, tener la casa lista, decorada, la preparación de la cena, todo ello lo asumimos las mujeres, porque los hombres solo exigen una rica cena y todo presentable, mas no contribuyen en las tareas que se recargan por estas celebraciones para las mujeres. En esta época somos nosotras las que estamos pendiente de todos los detalles”.

Es cierto también que a muchas mujeres nos agrada atender a los nuestros en señal de amor, de cuidado, sin embargo a más de una también le ha pasado sentarse a cenar, sin arreglarse mucho, y que ha cenado mucho después de atender a todos los miembros de la familia. Asimismo, he escuchado, lo siguiente “la verdad si deseo que para una próxima sea a mí a quien atiendan, no es lo mismo preparar todo y sentarse al final a cenar, que sentirme atendida, pero es lo que me toca, soy madre”.

Es importante visibilizar también la carga en estas fechas de fiestas navideñas de las mujeres en zona rural también donde se carece de recursos básicos como el agua, se complica aún más cumplir con el rol de “madre o mujer” de acudir a misa, tener una buena cena y la casa lista donde recibiremos a la familia para celebrar la llegada de la navidad.

Todas estas situaciones que se presentan no son ajenas, sino más bien son comunes, claro que en el tiempo hay familias y hogares que realizan dichos preparativos de una manera más equitativa, compartiendo las tareas que se generan de dicha celebración. Gestionar estas celebraciones y asumir roles compartidos es el escenario ideal donde hombres y mujeres comparten previos acuerdos de convivencia, esos cuidados y atenciones de tan importante conmemoración, así mismo involucrar a niñas y niños para que compartan los roles de manera equitativa en un marco del respeto y valores. La Natividad, señores, no es sólo cuestión de mujeres, apostemos por una celebración y llegada del niño Jesús en contexto de corresponsabilidad , cambiando patrones culturales que solo generan desigualdades.