Durante el programa Diálogo Abierto de Salgalú Tv, la PhD en Economía e investigadora principal de GRADE, Lorena Alcázar; la directora de la Fundación Forge Perú, María José Gómez; el secretario nacional de Juventud del SENAJU – MINEDU, Jose Julio Montalvo; y el economista de la Universidad del Pacífico, Pablo Secada; coincidieron en que es fundamental fomentar acciones como cursos de capacitación dirigidos jóvenes que no estudian ni trabajan pero con un enfoque de género.
Datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI) a junio de este año señalaban que la población de jóvenes entre 15 a 29 años de edad que ni estudiaba ni trabajaba, era de 1 millón 400 mil. Expertos estiman que este año el número de “Ninis” llegaría a los 2 millones. No obstante, las estimaciones del número de “ninis” puede ser mayor, puesto que el Centro de Investigación Empresarial de PERÚCÁMARAS, señala que al primer trimestre de este año la cantidad de ninis es de 1 millón 908 mil 592. Uno de cada cuatro jóvenes perdió su empleo en el país. La tasa de desempleo escaló a 24 %, cifra más alta en los últimos seis años, según INEI.
Lorena Alcázar afirmó que “en la estadística de los ninis no se cuenta a los jóvenes que tienen trabajos muy precarios, trabajando por horas al día, con absoluta inestabilidad, que pueden trabajar una semana si y otra no. Con el contexto de la pandemia son pocos los jóvenes que se pueden dar el lujo de alguna manera de no trabajar. Además de las cifras que efectivamente nos tienen que preocupar, que son jóvenes que no estudian ni trabajan, también debemos preocuparnos por esos jóvenes que dejan sus estudios y se ocupan en trabajos muy precarios, que tampoco acumulan capital humano ya que la problemática de los jóvenes no es sólo de hoy sino de largo plazo porque se sabe que si siguen en la misma situación a futuro la posibilidad de ser pobres se incrementa muchísimo”.
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Asimismo, la investigadora principal de GRADE señaló que “dentro de esta población son las mujeres las que han sido más afectadas porque ha recaído sobre el ellas el cuidado infantil y otros cuidados en el hogar. Las mujeres también tienen mayor representatividad en los trabajos más precarios, con una mayor representatividad en el sector informal que son los sectores más golpeados por la crisis. Al adoptar medidas, sea con cursos de capacitación, etc, hay que tener cuidado que las medidas que se tomen tengan un verdadero enfoque de género para procurar que salgamos de esta crisis por lo menos con brechas no más grandes. Deberíamos tratar que en la post pandemia se acorten las brechas.
Por su parte, María José Gómez, indicó que esta situación (jóvenes que no estudian ni trabajan) ya era preocupante antes de la pandemia. “Muchos de ellos, que habían empezado a estudiar antes de la pandemia dejaron de estudiar por no tener recursos”. Coincidiendo con Lorena Alcázar: “empezaron a encargarse del cuidado y la crianza de los niños y personas adultas; Por ello creemos que es necesario crear políticas para protegerlas pero no hay esa necesaria perspectiva específica de género”.
“Hablar de que solo uno de cada 10 va continuar sus estudios es una cifra grave. Hemos estado brindando cursos de 5 meses a empresas grandes por el volumen de gente que necesitaban. Lo que nos piden son chicos y chicas con habilidades socio emocionales y Perú es uno de los países donde es más difícil encontrar talento con esas características. No buscan habilidades técnicas sino socio emocionales, por eso en casi el 80% de las grandes empresas los puestos de trabajo no son cubiertos. Para adquirir esas habilidades hay que acercarse más a hablar con los chicos y chicas, el gobierno a las empresas y las empresas a las organizaciones”, afirmó Gómez.
Jose Julio Montalvo aseguró que en setiembre del año pasado, en el SENAJU “aprobamos la política nacional de juventud, que en su punto dos tiene que ver con el acceso de los jóvenes a trabajo decente. Justo uno de los indicadores preocupantes era que uno de cada 5 jóvenes se le consideraba un joven que no estudiaba ni trabajaba. Ahora, entendemos que en un contexto como el actual evidentemente esta cifra ha aumentado, y si el indicador ya era antes de la pandemia bastante alto, encontramos que en el indicador, de 3 personas que no trabajaban ni estudiaban 2 eran mujeres.
En ese contexto encontramos que muchos jóvenes, sobre todo mujeres, se encontraban trabajando en el cuidado de niños, de personas mayores, trabajo doméstico no remunerado, trabajo en el sector rural, etc, es decir trabajos que no se visibilizan. Concluimos que lo que era evidente era que la demanda de trabajo era mucho mayor que la oferta laboral, lo cual se ha agudizó con la pandemia.
Finalmente, Pablo Secada fue directo al mencionar que “no hay condiciones para hacer reformas para fomentar empleo. Entonces más que diseñar y proponer, yo haría un curso agresivo de capacitación técnica modular para los jóvenes, cursos a los que se puedan sumar varios institutos, cursos pequeños de un mes que brinden acreditación para que los chicos puedan salir a trabajar porque las perspectivas que tienen son muy malas”, afirmó.
Secada resaltó que “sería importante generar una encuesta dirigida a las empresas para que digan qué personal es el que necesitan y así generar estos centros de educación tecnológica para que lo entrenen para ese tipo de trabajo”.
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