Por Cindy Chanduvi
Pese a que su hijo ha sido dado de alta, don Ascensión Periche no puede evitar llorar cuando recuerda lo que ha vivido, y que bien podría representar lo que viven muchas personas que asisten a un familiar con Covid-19.
El tono de su voz revela dolor. Y no es para menos. El 29 de abril su hijo llegó muy grave al hospital de Essalud de Talara, con serios problemas para respirar. “Si nos demorábamos 10 o 15 minutos más mi hijo se moría”, cuenta a Cutivalú mientras hace cálculos para recordar cuántos días estuvo hospitalizado su primogénito de 34 años.
“Fueron ocho días, los peores de mi vida. El hospital no tenía oxígeno, entonces nos daban los balones y salíamos a buscar, pero regresábamos sin nada, no había donde conseguir oxígeno en Talara”, revela con desesperación, quizá la misma que sintió cuando entró con su hijo al establecimiento de salud colapsado, con pacientes en sillas de ruedas, a la intemperie, sin personal de salud suficiente, ni oxígeno.
Don Ascensio es un pescador de 55 años. Como la mayoría de los hombres de mar es muy religioso. Le encomendó su hijo a Dios, por eso no deja de agradecerle ya que pese a la dificultad para respirar y las carencias del nosocomio, éste pudo ser atendido y estabilizado con medicina y hace tres semanas fue dado de alta.
Sin embargo, no fue el caso de otros pacientes que el 29 de abril también luchaban contra el Covid en ese nosocomio. “En la noche que entró mi hijo vi morir como a 10 personas por falta de oxígeno, allí, al lado de mi hijo (rompe en llanto). Al día siguiente murieron cinco, otro día, cuatro […] hasta ahora me he quedado traumado”, alcanza a decir sollozando.
Le proponemos postergar la entrevista para otro momento, pero me dice que necesita contar lo sucedido. “No he hablado de esto con nadie”, alega un poco más calmado. Al escucharlo, sentimos que se está desahogando. No debe ser nada fácil observar que la gente muera, mucho menos que sea por falta de oxígeno.
Según el reporte oficial de la Dirección regional de Salud de Piura, a la fecha son 7 mil 712 casos confirmados en la región y 510 los fallecidos.
En Talara, la cifra de contagiados se acerca a los 300. Al igual que en otras provincias de Piura, la falta de oxígeno ha costado la vida de muchas personas, tanto en los hospitales, como en las viviendas.
Inicialmente era muy escasa la producción de oxígeno en la región. La Digemid del Ministerio de Salud autorizó que dos empresas dupliquen su producción para los hospitales, pero esto no era suficiente para la demanda de familias que tenían a sus pacientes en casa. Por ello, varias personas inescrupulosas se aprovechan de la necesidad y, sin ser productoras, compran oxígeno para revenderlo a precios inalcanzables a los desesperados familiares.
“Es inhumano lo que están haciendo. No puede ser que lucren con la vida de tanta gente. Vender un balón de oxígeno a 5 mil o 6 mil soles es no tener corazón, no tener conciencia”, dice el padre de familia talareño que ruega que nadie pase por lo que él pasó.
#Piura Esta es la situación de los hospitales de #Chulucanas y #Talara. Sin camas, ni oxígeno para los pacientes. Situación muy distinta a la mencionada por el ministro @MininterPeru Gonzalo Rodríguez quien ayer visitó Piura y dijo que ha visto un trabajo eficiente y articulado. pic.twitter.com/Si0C23I59Z
— Cutivalú (@Cutivalu) May 21, 2020
“Perdí a mi papá y tuve hospitalizada a mi mamá”
A Ariel Zapata esta epidemia le arrebató a su padre de 73 años, y también estuvo a punto de hacerlo con su madre, una mujer de 68 años que estuvo 13 días hospitalizada en el área Covid de Sechura habilitado con carpas al costado del centro de salud de la zona.
Desde que ingresó, necesitó oxígeno medicinal para poder respirar. El problema, al igual que en Talara y otras provincias de Piura, es que no había lugar donde recargar los balones, si es que con suerte tenías al menos uno.
“Mi madre necesitaba mucho oxígeno, hasta tres balones cada día. Felizmente teníamos dos envase del taller de mi hermano. Los adaptamos para uso medicinal, pero no había dónde recargar”, narra Ariel, a la par que recuerda que le facilitaron una lista de personas y empresas que brindaban el servicio.
De 10 números, uno le contestó: Semid Perú, pero no hacía recargas de oxígeno, vendía el equipo completo a un precio 400% mayor al habitual. “Cuando le pregunté por oxígeno me dijo que no recargaban, pero que sí vendían el balón grande de 10 m3 a 6 mil 300 soles y al contado. Me quedé sorprendido porque eso no es humano. Se están aprovechando de la situación”, expresa el joven sechurano, que felizmente logró ponerse en contacto con un conocido que hacía recargas.
Días atrás, en una entrevista con Cutivalú, Juan Carlos Rodríguez, administrador de Oxyman, una de las productoras de oxígeno de Piura, advertía sobre los precios excesivos que algunas personas y empresas revendedoras estaban solicitando por cada balón de oxígeno. “Antes de la emergencia, el balón de 10 m3 (el más grande) podía costar entre 1,200 a 1,500 soles ya recargado, pero ahora lo están vendiendo hasta en 7 mil soles. Eso es un abuso”, expresó.
Y no solo es el balón. En Oxyman la recarga de cada metro cúbico de oxígeno medicinal cuesta 10 soles, incluido IGV. Sin embargo, en Talara y Sechura ahora el costo es el doble.
Cada día Ariel y sus hermanos debía reunir al menos 600 soles para la recarga de los tres balones que su madre necesitaba. “Yo soy trabajador independiente y con la emergencia casi no he tenido ingresos. Gracias a mis hermanos, familiares y amigos de la universidad podíamos reunir el dinero para el oxígeno y para la medicina, pero qué pasa si no tienes dinero, ¡te mueres!”, exclamó.
A ello hay que sumarle el costo de los accesorios para conectar el oxígeno a los pacientes, tales como el manómetro, la mascarilla, cuyos precios se triplicaron y en algunas tiendas están agotados, provocando que muchas familias piuranas pierdan a su ser querido.
Aunque su madre ya ha sido dada de alta y Ariel está muy agradecido con el personal que atiende a los pacientes con Covid, no deja de preguntarse por qué el centro de salud de Sechura les cobra por cada recarga de oxígeno. Entiende que no es un problema del establecimiento, sino del sistema de salud que no le da el presupuesto necesario para afrontar la pandemia, por lo que cada balón que necesita el centro de salud es llevado a la planta de Oxyman en Piura donde son recargados, con el dinero de cada paciente. Tampoco entiende el sobrecosto por cada recarga.
Tanto en Talara, Sechura, como en el resto de la región Piura hay una fuerte demanda de balones de oxígeno. No ahora, sino desde hace varias semanas. Aunque a destiempo, las autoridades regionales han reaccionado con la colocación de isotanques de oxígeno en cuatro hospitales: Santa Rosa de Piura, Sullana, Talara y Chulucanas. Los tres últimos en proceso de instalación.
Con este sistema, el oxígeno llegará hasta las camas de los pacientes, a través de una red de tuberías, dejando libres centenares de balones.
Mientras eso se concreta, no hay envases y la demanda en lugar de decrecer sigue en aumento. Ni las comitivas del ministro de Vivienda, Rodolfo Yáñez, asignado por el Ejecutivo a Piura; ni el Comando Covid Nacional, han respondido a la demanda hecha por la Diresa de 500 balones para Piura, la segunda región más poblada y que tanto aporta al erario nacional.
La Iglesia Católica ha iniciado una cruzada en la mayoría de parroquias para recaudar fondos y comprar entre otros equipos, balones de oxígeno para los pacientes de cada provincia. La más visible es la del padre Martín Chero, quien ya entregó un avance al hospital Santa Rosa. Pero ha pedido la intervención del Estado pues su capacidad de cobertura es más amplia que la generosidad de los fieles. Hasta ahora no hay respuesta.
Con mucha expectativa se espera una durante la visita de trabajo que realizará el primer ministro Vicente Zeballos a Piura, este domingo 31 de mayo, después de 77 días de iniciada la emergencia. Piura lo reclama con urgencia, porque como reza el nombre de un colectivo de la sociedad civil, recientemente creado, Piura quiere vivir: #NoAceptamosMorirAsí