Por Martín Cornejo Cornejo, decano del Colegio de Sociólogos de Piura
El domingo 15 de mayo se realizaron las elecciones internas simultáneas en todo el país y en todos los movimientos y partidos políticos para elegir a los candidatos y candidatadas que representarán a los diferentes partidos y movimientos políticos en las elecciones municipales y regionales de octubre próximo. En algunos casos, fueron elecciones directas para elegir a los candidatos y candidatas; en otros casos, se eligieron a los delegados y delegadas que definirán las candidaturas el próximo domingo 22.
Sea cual sea la modalidad, lo cierto, es que estas elecciones se han convertido en un ritual sin mayor significado para la democracia. En todos, o casi todos, los partidos y movimientos regionales participan listas únicas que son ratificadas en las elecciones, donde participan muy pocos militantes. Según el JNE, en algunos partidos y movimientos regionales, han participado hasta menos del 10% de sus militantes hábiles. Y es que, en este remedo de democracia que tenemos, sucede exactamente al revés de lo que debe ser en un sistema democrático consolidado. Primero tenemos los candidatos y luego éstos buscan el partido o movimiento por el cual postular. Me pregunto ¿Cuántos candidatos o candidatas a gobernadores o alcaldes son realmente militantes de los partidos o movimientos por los que postulan?
En el caso de nuestra región, son dieciséis listas las que competirán por el gobierno regional. De ellas, once (68.75%) pertenecen a partidos políticos y cinco (31.25%) a movimientos regionales y de las dieciséis candidaturas a la gobernación regional, once (68.75%) son hombres y cinco (31.25%) son mujeres. Todos los partidos y movimientos regionales presentan pre candidaturas únicas. Más allá del número de votantes, las elecciones internas ratificaron dichas candidaturas.
A nivel local, tomamos como ejemplo la provincia de Piura. De 15 listas inscritas, solamente, una presenta una candidata mujer a la alcaldía, representando solo el 6.66% de total de postulantes. Al igual que en lo regional, todos los partidos y movimientos regionales presentan pre candidaturas únicas.
Analizados estos datos desde la perspectiva de género, podemos notar que la ley de alternancia permite una mayor participación de las mujeres en las listas electorales, superando actualmente el 45%, sin embargo, esta participación se evidencia más para los cargos legislativos (consejeras y regidoras) y no así para los cargos ejecutivos (gobernadoras y alcaldesas), que es realmente desde donde se toman las decisiones y, por tanto, se ejerce el poder real.
En conclusión, la alternancia ha servido para aumentar el número de candidatas mujeres en las elecciones municipales y regionales, hasta casi alcanzar la paridad con los hombres, pero no ha servido (al menos no, aún) para lograr que sean las mujeres las que lideren estas candidaturas postulando a los puestos ejecutivos como alcaldesas o gobernadoras.
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