Colectivo Aymara exige la renuncia de ministro Oscar Becerra y ministra Nancy Tolentino.

El Colectivo Aymara  sostiene que las declaraciones del ministro de educación Oscar Becerra, no sólo son ofensivas, sino desde todo punto de vista provocadoras, confrontacionales, denigrantes, racistas y discriminatorias, que lo que demuestra es la actuación verbal abusiva viviendo de nuestras  autoridades ministeriales de la nación, quienes, en lugar de mostrar educación, ecuanimidad, responsabilidad social, comportamiento intercultural, mostraron violencia contra la mujer aimara, contra el pueblo aimara y todas las comunidades indígenas del Perú.

Por todo ello y demás atropellos que viene cometiendo en contra del derecho a una educación de calidad de nuestros jóvenes, exigimos la RENUNCIA inmediata del ministro de Educación Oscar Becerra, ya que, en el corto tiempo que está al mando del sector, ha demostrado una absoluta ignorancia sobre de las necesidades educativas del país y, en lugar de defender a la niñez, alienta y justifica las acciones de vandalismo policial que ponen en grave peligro la vida de los niños y las madres del Perú.  Asimismo, exigimos la renuncia de la ministra de la Mujer, Nancy Tolentino, que, en lugar de defender los derechos de la mujer y las poblaciones vulnerables, no hace sino mellar el valor de la mujer andina.

A continuación el pronunciamiento completo del Colectivo Aymara.

 

PRONUNCIAMIENTO

Frente a las desafortunadas e insultantes declaraciones del ministro de Educación, Óscar Becerra que, en una abierta afrenta racista,  compara a las madres aimaras con animales y prejuzga que los niños estén atadas al q’ipi o awayu multicolor (manta tradicional para cargar y cuidar bebés) y el insensible pronunciamiento de la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Nancy Tolentino, que socapa la actuación ilegal y abusiva de los efectivos de la Policía Nacional que dispararon la bomba lacrimógena a menos de tres metros (los mismos que dadas las evidencias fílmicas fueron separados de sus cargos mientras son investigados), el Colectivo Aymara, conformado por hermanos y hermanas del campo y la ciudad, profesionales, estudiantes, comerciantes,  y empresarios del valeroso pueblo aimara, nos dirigimos al pueblo peruano y la comunidad internacional para expresar los siguiente:

  • Los niños y las niñas de nuestro pueblo son criados a la usanza tradicional aimara cargados en los awayu o las mantas, hecho que permite al niño o niña la posibilidad de estar en contacto continuo con la madre, con la familia en diversas circunstancias que convoca la comunidad y el medio ambiente vivo y otros espacios de socialización. Los que fueron niños ayer, criados y cargados en mantas multicolores, hoy son brillantes profesionales, egresados de prestigiosas universidades del Perú y del mundo, así como comerciantes, trabajadores y empresarios exitosos que, día tras día, aportan con sus sabidurías a la construcción de un mundo con justicia, equidad y oportunidades para todos y todas.
  • Las madres andinas y, en general, las madres indígenas, no abandonan a sus hijos a la merced de la “niñera” a la usanza criolla. La madre aimara va al trabajo, a la feria y las demás actividades económicas con su hijo a cuestas; a la asamblea, al viaje. Por eso, ante la arremetida de autoridades déspotas que amenazan la dignidad de su pueblo, la mujer indígena, no deja de ser madre ni renuncia a la lucha y va adelante imitando a la gran Bartolina Sisa, heroína aimara, que luchó contra la opresión española, siempre y junto al hijo.
  • El acompañamiento de las madres en la educación de los niños, su desarrollo social, su crecimiento, siempre fue así desde tiempos antiguos. En tiempo de los incas, los padres, si no fue en las mitas del inca y luego en las mitas mineras españolas, se iban a las guerras del inca. Los hombres pudieron nunca más volver a sus casas; pero ahí estaba la madre o la esposa, si no es en la casa en las batallas, y no es casual ver a miles de mujeres indígenas ir junto a sus hijos, hermanos, padres, esposos y aparecer en las guerras, por ejemplo en la guerra con Chile, causadas por gente codiciosa, vil y racista como el ministro de Educación, Óscar Becerra.
  • Hoy nuestras hermanas aimaras, madres, abuelas están en las calles pidiendo respeto a sus vidas, respeto por la vida de sus hijos e hijas. ¡Son más de 50 personas, hombres, mujeres y menores de edad, en su mayoría indígenas aimaras y quechuas, fueron asesinadas por el Estado Peruano a través de los agentes de la Policía Nacional y el Ejército! Nuestras madres sienten indignación por las masacres y ejecuciones extrajudiciales, a punta de balas y bombas, llevados a cabo por los militares y policías, como los casos de Ayacucho, Apurímac, Juliaca, Arequipa, El Collao, Lima y otros. Por eso, mientras los ejecutores políticos no asuman su responsabilidad, mientras no exista justicia para las víctimas de esta dictadura cívico militar del fujimorismo, la derecha salvaje con el silencio cómplice de la izquierda oportunista, al mando de Boluarte y Otárola, los hombres y mujeres indígenas seguirán protestando.
  • Hoy gracias a los medios de comunicación alternativos, nuestras madres saben que somos insultados, baleados y gaseados sin motivo alguno en las diversas manifestaciones pacíficas en las vías de Lima, que somos acusados de separatistas, terroristas y vándalos (cuando el vandalismo, a través de las infiltraciones de violentistas que la prensa limeña no las muestra, es practicado por la misma Policía Nacional o por los oficiales del Ejército Peruano). Sépase, además, que el domingo 5 de marzo, en un afán de venganza con nuestros hijos, los altos mandos del Ejército, ocasionaron la muerte de 6 soldados aimaras, hijos aimaras, nuestros hermanos, y otros 5 fueron rescatados de morir ahogados por comuneros y comuneras de la provincia aimaras de Ilave, mientras el oficial Josué Frisancho Lazo, a la voz de “¡Crucen, perros!” y varios disparos, los abandonó a su suerte. Uno de los hermanos recién tenía unos 5 días en el cuartel según las manifestaciones de un familiar. Estas muertes nos duelen, esta tragedia nuevamente enluta a la comunidad indígena aimara que ocupa hoy su territorio ancestral distribuido en Perú, Bolivia, Chile y Argentina y nos lleva a la máxima solicitud de “¡Dina, renuncia, lárgate!”.

 

Dadas las explicaciones anteriores y el contexto, el Colectivo Aymara condena las funestas declaraciones de los ministros Becerra y Tolentino, que expresan el desprecio a los ciudadanos peruanos de origen aimara, quechua, asháninka, awajún, shipibo-kinobo, yine, matsigenga y demás pueblos originarios del Perú, cuyos derechos políticos se nos son negados de manera sistemática desde el nacimiento de la República criolla del Perú, los integrantes del Colectivo Aymara  sostenemos que tales declaraciones, no sólo son ofensivas, sino desde todo punto de vista provocadoras, confrontacionales, denigrantes, racistas y discriminatorias, que lo que demuestra es la actuación verbal abusiva viviendo de nuestras  autoridades ministeriales de la nación, quienes, en lugar de mostrar educación, ecuanimidad, responsabilidad social, comportamiento intercultural, mostraron violencia contra la mujer aimara, contra el pueblo aimara y todas las comunidades indígenas del Perú.

Por todo ello y demás atropellos que viene cometiendo en contra del derecho a una educación de calidad de nuestros jóvenes, exigimos la RENUNCIA inmediata del ministro de Educación Oscar Becerra, ya que, en el corto tiempo que está al mando del sector, ha demostrado una absoluta ignorancia sobre de las necesidades educativas del país y, en lugar de defender a la niñez, alienta y justifica las acciones de vandalismo policial que ponen en grave peligro la vida de los niños y las madres del Perú.  Asimismo, exigimos la renuncia de la ministra de la Mujer, Nancy Tolentino, que, en lugar de defender los derechos de la mujer y las poblaciones vulnerables, no hace sino mellar el valor de la mujer andina.