Opinión: «Violencia de género en la agenda electoral»

Por Claudia Lu Panta

El próximo 2 de octubre, peruanas y peruanos volveremos a las urnas para elegir a las autoridades regionales y municipales para el periodo 2023-2026. Este proceso electoral tiene como panorama la crisis política que no solo parece haberse vuelto crónica en nuestro país, sino que se agudiza con cada cambio de gobierno.

Los problemas y desafíos a los que se enfrentarán las nuevas autoridades son numerosos: la corrupción enraizada y fortalecida en todos los niveles de gobierno; el desprestigio y la pérdida de credibilidad de las instituciones públicas; obras paralizadas y pendientes en sectores clave como la salud, educación y el ámbito productivo; la inseguridad ciudadana y por supuesto, la violencia que tiene como principales víctimas a las mujeres, niñas, niños y adolescentes.

Dentro de todo ese cúmulo de problemas, la violencia contra la mujer no es un tema menor. Según el Banco Mundial, 7 de cada 10 mujeres adultas ha sufrido violencia psicológica, física o sexual en algún momento de su vida, lo que coloca al Perú entre los países con las tasas más elevadas de violencia basada en género a nivel del planeta.

Estas escalofriantes cifras, que son apenas un atisbo de lo difícil que es ser mujer en el Perú, deberían bastar para recordarnos que lejos de ser un tema del ámbito privado o familiar, es un problema público de profundo impacto en el desarrollo nacional. Para muestra un botón, un estudio realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNDU) en el 2018 en Villa El Salvador, determinó que la violencia basada en género le costó al distrito más de 240 millones de soles.

Por ello, es necesario conocer cuál es la posición de cada movimiento político en contienda frente a esta problemática, y qué propuestas concretas tienen para prevenir, atender y sancionar la violencia contra la mujer en sus diferentes niveles y manifestaciones, tanto en el marco de sus competencias directas como desde la incidencia y la articulación interinstitucional.

En ese contexto, el papel de los medios de comunicación es crucial. Más allá de la cobertura esporádica en torno a fechas emblemáticas o a casos especialmente dolorosos de violencia hacia la mujer, es necesario incorporar en la agenda mediática de este periodo electoral, los planteamientos de cada movimiento en torno a la lucha contra la violencia de género, la intención real de implementar las políticas públicas existentes y las iniciativas que apunten al cierre de brechas entre varones y mujeres.

La labor periodística es de gran ayuda también para dar a conocer las hojas de vida y poner en evidencia a candidatos involucrados en hechos de violencia de género, con procesos e incluso con sentencias que reflejan su falta de respeto y compromiso con los derechos de la mujer y de las poblaciones vulnerables.

El comportamiento de las diversas tiendas políticas del ámbito nacional con participación en las elecciones regionales y municipales es también un aspecto relevante al momento de contextualizar las candidaturas. La mayoría de los partidos con representatividad en el actual Congreso, de la mano con el Ejecutivo, está promoviendo una serie de cambios que ponen en serio riesgo la lucha contra la violencia hacia la mujer y las bases que la sustentan: el cambio de nombre del ministerio de la Mujer por el de Familia, la eliminación de la educación sexual integral, el enfoque de género y el aborto terapéutico, son algunas de las principales amenazas.

Los medios serán entonces los mejores aliados de la ciudadanía para conocer a cuales de los personajes que aspiran a gobernar nuestras regiones, provincias y distritos les interesa trabajar por una sociedad donde todas las personas podamos vivir libres, sin miedo y con igualdad de oportunidades, y también contribuirán a descubrir para quiénes el problema de la violencia de género es solo “un cuento de la mujer”, desatinada frase del congresista Waldemar Cerrón, y que bien podría resumir el pensamiento de gran parte de los mal llamados padres de la patria.

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