En medio de la extrema pobreza y en un pueblo que no tiene agua potable ni servicios básicos, cinco profesionales de la salud, entre ellas obstetras y enfermeras, siguen atendiendo a mujeres, hombres y niños que llegan por atención en la margen izquierda de Tambogrande.
Se trata del poblado La Greda, el único lugar que tiene un establecimiento de salud que los puede auxiliar. El hospital más cercano está a muchos kilómetros de allí. En esta posta, cinco profesionales de salud trabajan y no han dejado de asistir en toda la pandemia. Solo cuentan con un médico por un día a la semana, pero el personal asiste y no han desatendido a la población en sus vacunas y tratamientos.
Por ello, ahora, ellas esperan el nuevo proceso de vacunación para ser inmunizadas. Según señaló la licenciada Domínguez Farfán, ya todo el personal de esta posta ha estado contagiado con la covid-19.
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La licenciada Deysi María Domínguez Farfán, es la jefa de este grupo humano que no ha abandonado La Greda, ni a ninguna de las más de 3 mil familias que comprende su jurisdicción y que incluye a La Greda Nueva, La Greda Antigua, El Papayo y a veces casos que llegan incluso desde Locuto.
“Estamos programadas en la segunda fase pero aún no recibimos la vacuna. Atendemos obstetricia, control de vacunas, maternidad, y todos los jueves un médico viene a atender. Llegan sospechosos de Covid, hacemos su tamizaje, evaluación, triaje diferenciado y son enviados a Tambogrande. Estamos listos para recibir la vacuna y seguir en primera línea”, declara Domínguez Farfán, al tiempo que recibe a otra paciente y, fuera de su centro de salud, en una noria, la población hace largas colas con sus burritos y acémilas para llevar bidones de agua.
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Esta es la realidad que deben recorrer también las autoridades. La empobrecida población de la margen izquierda de Tambogrande demanda no seguir olvidados por el Estado.
Fuente: Juan Nunura
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