Pierre Corset: ¿De qué hablamos? [OPINIÓN]

Por Pierre Corset S.J

La pregunta se está escuchando en las conversaciones de la población a propósito de recientes elecciones. En nuestra democracia en crisis, la ausencia de partidos políticos reales no facilita la representatividad de candidatos ni permite una plena participación de ciudadanos y ciudadanas con su voto. Así, a pesar que la población había perdido confianza en las autoridades políticas del país, las propuestas de los candidatos han recibido, por razones diferentes, un apoyo mínimo de parte de la población. Enseguida, el conjunto de la población se ha polarizado entre los dos candidatos, optando y ajustando, más o menos, sus convicciones personales, a las propuestas del candidato, o sea dando su voto al uno para eliminar el otro.

El debate no gana en claridad. Para nombrar las contadas propuestas de los candidatos se emplean algunas denominaciones que, disfrazan lo que significa su expresión y no da una comprensión inteligible de la realidad. Por ejemplo, se trata del “modelo económico” sometido al sector financiero que se llama hasta misteriosamente: “los mercados”; otros vocablos que se vuelven frecuentes son peores: “terroristas” o todavía “comunistas”.

La palabra “comunistas” hace referencia a una realidad histórica del siglo XIX, que se origina en “El Capital”, obra del filósofo alemán Karl Marx y su amigo Friedrich Engels. Ellos quisieron poner la filosofía de Hegel sobre sus pies: partiendo no de ideas sino de la realidad social para reconstruir un mundo más justo, sin clases sociales, sin privatización de herramientas de producción, sin mercancía que reduce toda cosa a su solo precio, como el trabajo humano reducido al “mercado del trabajo” . Esta utopía revolucionaria, fue concebida para ser mundial. Lenin, en febrero 1917, al inicio de la primera Guerra mundial, se arriesgó a implementarla en un único país, el Imperio zarista de Rusia. Esta revolución que quería instalar el “comunismo” fue un fracaso, que Stalin transforma en dictadura opresiva. Jamás el comunismo existió; sólo en algunos comienzos como Cuba y se apaga definitivamente con la caída del muro de Berlín.

La opinión pública ha usado tanto esta palabra fuera de toda referencia a su realidad histórica que ha perdido su significación propia. Abusando de la palabra: “comunismo o comunista”, ahora el individuo usa este vocablo para expresar críticas despreciativas frente a una realidad que le impide hacer fructificar su interés propio contra el bien común.

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