Padre Paco Muguiro: «el Covid-19 y la humanización»

En mi artículo anterior “ El Coronavirus 19 y la Globalización” decíamos que  una de las cosas buenas que nos había traído esta pandemia, tan generalizada y tan rápida, es que nos hizo caer en la cuenta de que habitamos en una misma casa y por tanto dependemos unos de otros. Esta verdad de que somos una familia humana y de que vivimos en una casa común, la prensa mundial lo dice así:  “Hemos recuperado nuestro sentido más radical de la humanidad, recordando que todos somos hijos de la Tierra y que más allá  de nuestra identidad y creencias, todos sabemos  por fin, que somos hermanos de verdad”. (La Vanguardia, Barcelona, 25 de Marzo del 2020). No les parece maravillosa esta constatación, si es que cuando pase esta emergencia, ¿vivimos este sentido más radical de que somos hermanos?, y ¿qué este sentido más radical se hiciera presente en  lo social y en lo político?.

Pero como hoy casi todo  se traduce a números de infectados, de fallecidos,  en poco tiempo y en todo el mundo, desde China hasta EEUU, pasando por Europa, América de Sur y África, también esta pandemia  nos dice algo que, aturdidos por los avances técnicos que vivimos nos  habíamos olvidado: que somos vulnerables, tremendamente frágiles: “nos deja la sensación de mucha vulnerabilidad, convencidos  de que nuestro modelo de vida, y la vida misma es enormemente frágil…..y que lo habíamos olvidado en estos tiempos de orgullo tecnológico. Un simple virus gripal, y de golpe el caos mundial” (La Vanguardia, Barcelona, 26 de Marzo 2020)

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Cuando volvamos a la vida ordinaria, cuando hayamos perdido el miedo a contagiarnos y salgamos a la callea, al trabajo, a los deportes, a las compras, a los espectáculos; ¿volveremos a  mirar nuestra vida, la vida humana  como protegida de todo y de todos, reina de la naturaleza y dominadora de todo lo creado? ¿O nos habrá bajado de la nube  y la viviremos con más realidad, sabiendo que no somos todopoderosos, que somos seres muy limitados y muchas veces desprotegidos?   ¿Volveremos  a salir  con las mimas ganas de consumir y contaminar? ¿O nos vamos a controlar para cambiar nuestros modelos de vida, compartiendo el mismo  carro y usándolo solo para lo necesario? ¿compraremos menos para dejar a nuestra misma naturaleza que se recupere? Porque se dice que si no cambiamos de modo de vida, cada vez sufriremos más epidemias, y que las bacterias tienen que buscar una nueva casa si les quitamos la suya. Ojalá lo  hayamos aprendido.  

También tenemos que reconocer, que este solo y pequeñito  virus gripal ha tenido más fuerza y más poder de convencimiento, que todas las COP( Convención Marco de la ONU para el Cambio Climático) que hemos vivido en estos 28 años. La primera reunión fue el año 1992 en Río de Janeiro, en el Perú fue el año 2014, si recuerdan, como  preparación a la de París que sería el 2015 y en España el 2019, que sustituyó a Chile porque los  conflictos sociales y políticos, que vivía. Todas las naciones del mundo incluida EEUU que entró con Obama, reunidas 28 años consiguieron con las justas unos acuerdos tímidos de reducir en algo  los gases de efecto invernadero al 2030, y promover energías limpias, pero los acuerdos no eran vinculantes, no obligatorios, o sea se cumplirían más o menos. En este acuerdo no estaba China y últimamente se ha salido EEUU, que son los que más contaminan. Y resulta que este  pequeño virus ha doblegado, la primera a China, está doblegando a EEUU, a Europa y a casi los países del mundo y solo en tres meses. Las contaminaciones han bajado en las grandes ciudades del 57% al 75%, las aguas se ven limpias como en Venecia y los cielos aparecen claros como hacía tiempo no se veían.

Estos beneficios de caer en la cuenta de que somos hermanos, de que la humanidad   es frágil y de que cuidar la naturaleza es cuidarnos a nosotros mismos, son rasgos humanizantes. Ojalá no los perdamos, algo hemos tenido que aprender. Porque parece imposible que estas lecciones tan calaras y tan evidentes hayan tenido que costarnos unas 50.000 víctimas por ahora, depende de lo que pase en América Latina o en África, a ver si nos portamos como hermanos viviendo en una misma casa.

Paco Muguiro Ibarra s.j.

Manresa, Barcelona, 26 de Marzo del 2020

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