Paco Muguiro: «Espero que mi Honoris Causa sea un punto a favor de la lucha anticorrupción» [Entrevista]

Hablar de Francisco “Paco” Muguiro es hablar de una institución dedicada a los demás. Aquella que tiene como esencia que, el servicio a Dios no puede ser otro que el servir a los demás, al prójimo. Sobretodo, a los más vulnerables y marginados.

Y eso lo tuvo claro desde 1958 cuando a la edad de 20 años, decidió dejar todas las comodidades que su familia le daba en su natal España, para atender el llamado del Señor, y a través de la Compañía de Jesús, llegar al Perú, país al que le ha dado 61 años de labor social y defensa de los derechos humanos.

El trabajo de Paco habla por si solo. Desde su participación en los programas de alfabetización que el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) llevaba a cabo en el bajo Piura, la fundación de Radio Cutivalú en 1986. Su labor en la Diaconía para La Justicia y la Paz en Piura, donde atendió numerosos casos de encarcelados injustamente por presunción de terrorismo, hasta su pasión por Radio Marañón, otra de las instituciones jesuitas a la que se ha dedicado en cuerpo y alma durante los últimos 20 años.

Todo este camino de entrega le ha valido para ser reconocido por diversas instituciones como el Consejo Consultivo de Radio y Televisión (CONCORTV), la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) y la Universidad Nacional de Piura, que este último lunes 16 de diciembre le entregó el Honoris causa, máximo reconocimiento académico por sus años de entrega al desarrollo de Piura y el Perú.

En Cutivalú, conversamos con Paco Muguiro, quien fiel a su estilo nos contó etapas y anécdotas de su vida, y su sorpresa porque durante la entrega del reconocimiento de la UNP, no tuvo la oportunidad de dar un discurso que había preparado para la ocasión.

¿Cómo fueron tus primeros años en Piura? 

Yo llegué a Piura en enero de 1973 y me metieron defrente al equipo de campo que el CIPCA tenía en el Bajo Piura. Por las mañanas alfabetizaba en las cooperativas, y por la tarde trabajaba con la población en general. Nuestra primera base fue Monte Castillo, Cumbibira, Paredones, Casa Grande y Pozo de los Ramos.

¿En qué consistía esa labor de alfabetización?

Enseñábamos a leer, escribir, sumar y restar a personas de 30 años para arriba. Pero, lo que le enseñábamos tenía que estar unida a la vida y a su problemática. Por ejemplo, la primera palabra de alfabetización era palana. Luego le enseñamos toda la problemática que tenía que ver con la palana. ¿Usted qué hace? Yo trabajo ¿Y para qué trabaja? Yo trabajo para comer ¿Y cuánto gana usted? No sé, doce soles ¿Pero su trabajo, vale doce soles? Y así enseñábamos hasta cuestiones culturales.

En varios momentos nos has contado que una de las satisfacciones que te ha dado la vida es ver a la gente campesina pobre que ya podían mirar a los ojos a los que anteriormente eran sus patrones, a quienes antes le bajaban la cabeza cuando pasaban.

Los campesinos se ponían muy contentos cuando veían que, sumando, multiplicando adelantaban a sus hijos que siempre habían sabido más que sus papás. Pero también me satisface haber enseñado también a ver. Una de ellas me dijo que antes iba ciega por el mundo, y cuando aprendió a escribir y a leer, ya podía ver. Yo me acordé del evangelio del ciego Bartimeo. Pues, no solo se recobra la vista física, sino la vista vivencial.

Siempre dices que, a donde vayamos el aprendizaje debe ser mutuo.

Claro, no se puede venir a enseñar desde afuera. Se tiene que partir de lo que la gente sabe. Yo he aprendido mucho porque el campesino sabe bastantes cosas, porque ha estado toda su vida unida a una naturaleza viva que habla y enseña. Y luego el campesino transforma la naturaleza, y en esa relación con la naturaleza, uno aprende mucho. Entonces, el ingeniero, el técnico, el profesor, el sacerdote, etc., tiene que partir de lo que sabe la gente.

Luego de esto llegaste a la Diaconía para la Justicia y la Paz. Fue una época bien difícil.

Yo entré en setiembre de 1992. Recuerdo que el 12 de setiembre entró un compañero a mi cuarto y me dijo: “Han capturado a Abimael Guzmán”. Yo me quedé sorprendido como una piedra. Doce días después de la captura empezó una represión contra Sendero Luminoso, que estaba justificada. Pero, había un juez antiterrorista que abría proceso, no contra Sendero, sino contra personas consideradas como revoltosas. Luego también hacía mucho caso a los que se sometían a confesión anticipada, que era una cosa buena, pero no era Palabra de Dios. Entones este juez metía mucha gente a la cárcel y les decía que a mí me quería dentro de la cárcel. Pero, un mes antes, Sendero me envía una carta amenazándome de muerte y diciéndome que yo era el cura de la paz, de los cementerios. Pero, bueno, esas cosas pasan.

EN VIVO🛑 [Entrevista] Conversamos con Francisco 'Paco' Muguiro Ibarra, sacerdote jesuita, español de nacimiento, piurano de corazón que desde hace 61 años llegó a nuestra región para aportar al desarrollo de la región y de los más vulnerables.

Gepostet von Cutivalú Piura am Dienstag, 17. Dezember 2019

¿Cómo te has sentido el recibir el Honoris causa de la Universidad Nacional de Piura (UNP)?

Lo tengo que decir y espero que no se enfade la universidad, pero yo estuve más a gusto cuando me eligieron hijo predilecto de Catacaos ¿Por qué? Porque era más mi gente, era donde yo había trabajado.

En aquella oportunidad, tú dijiste que para ti valía mucho más ese reconocimiento del pueblo de Catacaos, que todo el oro del mundo.

Así es, y eso lo dije debido a que los campesinos que estaban allí dijeron que cuando nos vieron a nosotros llegar, blancos, colorados, españoles, franceses; pensaron que veníamos a llevarnos la riqueza de sus tierras para producir como los anteriores españoles. Entonces, yo dije que esos españoles evaluaron mal porque se llevaron la riqueza material, pero nosotros [jesuitas] nos hemos llevado una cosa que vale mucho más que la riqueza, y que es el cariño de la gente. Además, el oro pesa, no te deja caminar, pero el cariño te libera.

Entonces, no queriendo molestar a la UNP, tú te sentiste mucho mejor cuando te hicieron hijo predilecto de Catacaos.

Pero, no le quita nada a lo que he recibido en la universidad, porque, a veces, nuestro trabajo necesita estos respaldos profesionales, ya que muchos veces me califican de ‘agitador’. Ahora, a lo mejor con el Honoris causa, no seré tan agitador (risas). Aunque, aquí [Piura] hay que agitar mucho para que se mueva la gente porque si no, nos vamos a morir todos.

Pensabas dar un discurso por este reconocimiento, pero finalmente no fue así. ¿Qué pasó?

Yo agradecía a todos, pero, dentro de este contexto, de las peleas que ha habido en la universidad, yo iba a decir que esperaba que esto sea un punto a favor de la lucha contra la corrupción, porque tanto mi vida como la vida de las instituciones en las que yo he vivido, la lucha contra la corrupción es una razón de ser.

Queremos conocer lo que no pudiste decir en la UNP.

Iba a decir que siempre me han advertido: “Paco, no te metas en los problemas” Y yo siempre digo: Yo no me meto, yo siempre estoy. Por ejemplo, una persona que es director de una oficina de Derechos Humanos se tiene que meter cuando hay un problema. O está, o no está. Entonces, yo estoy, me tengo que meter. Lo mismo siendo director de Radio Marañón, yo estoy en los problemas. Jesucristo no se metió en los problemas de los pobres, porque él era pobre y estaba en los problemas, estaba en el conflicto […]

En mi discurso también iba a agradecer todos los que han trabajado conmigo. Porque no se trata de que yo les haya enseñado, porque los conocimientos se adquieren en los libros y en internet, pero la labor principal es hacernos humanos cada día, porque Dios nos hizo a su imagen y semejanza. Y la violencia, el mal, la acumulación de riquezas, el odio, deshumaniza. Y ellos me han hecho más humano, que yo a ellos.

Finalmente, ¿crees que las mujeres nos están ayudando a humanizarnos con todo este movimiento feminista en el mundo?

Por supuesto. Es que la raíz de esto es una injusticia. No hay que ser un feminista o machista, es una injusticia. Tenemos que relacionarnos de igual a igual. No hay nada más cristiano que eso. Lo que pasa es que tenemos muchas escuelas en contra. Y la primera escuela es la casa ¿Quién manda en la casa? ¿Quién pone la plata? ¿Quién decide? Eso es una escuela diaria que se le da a los niños y niñas.

Entonces, padres de familia: ¡No mande usted mucho! ¡Que mande la mamá y que mande el papá! Que maneje la plata el papá y también la mamá ¡Esa es otra escuela! ¡A ver si nos damos cuenta! Porque un niño y niña que vive en una familia machista, va a la escuela donde reafirma estos patrones. Y va a la calle y a la Iglesia y lo vive así. Luego, eso termina en 160 feminicidios y miles de mujeres violentadas en el país. Es una cuestión simple de justicia que tenemos pendiente.