Opinión: Situación de las víctimas de trata en la Región Piura

Por:  Nidia  Coronado Cornejo, Coordinadora del proyecto «Tu vida no tiene precio, denuncia la trata».

La pobreza, las desigualdades sociales y la falta de oportunidades son factores importantes de vulnerabilidad de las y las jóvenes víctimas de trata, quienes recurrentemente se exponen a situaciones de riesgo y terminan aceptando falsas propuestas de trabajo, incluso, sabiendo las condiciones a las que se someten. Como ya hemos dicho, las víctimas suelen encontrarse en una situación de necesidad que las convierte en blanco fácil de trata; además, se agrega a la lista la violencia que suelen vivir dentro de sus hogares, la baja autoestima y la falta de afecto producto de una historia de discriminación y violencia detrás. En este sentido, todo lo anterior contribuye a incrementar su nivel de vulnerabilidad frente a la seducción de sus tratantes.

UNA DE LAS BARRERAS A LA QUE SE ENFRENTAN LAS AUTORIDADES QUE BRINDAN ATENCIÓN A LAS VÍCTIMAS, POSTERIOR A UN RESCATE, ES LA NEGACIÓN DE LAS PROPIAS SOBREVIVIENTES SOBRE LOS HECHOS, DEBIDO A QUE DIFÍCILMENTE SE RECONOCEN COMO VÍCTIMAS DE TRATA.

Por otra parte, una de las barreras a la que se enfrentan las autoridades que brindan atención a las víctimas, posterior a un rescate, es la negación de las propias sobrevivientes sobre los hechos, debido a que difícilmente se reconocen como víctimas de trata. Un elemento que favorece esta «no percepción» es el hecho de que la figura de la víctima del delito de explotación sexual en nuestro país se aleja del imaginario tradicional de la víctima secuestrada, despojada de sus objetos personales y en cautiverio, para presentarse como una situación en que la víctima está en donde está por su propia voluntad o porque va a ejercer una labor legal, como mesera, por ejemplo.

Asimismo, por el contrario de lo que uno podría imaginar, las y los tratantes construyen; de manera calculada, una relación de confianza con la víctima; justamente para evitar situaciones futuras en las que puedan testificar en su contra. De esta manera, las víctimas son previamente instruidas por los y las tratantes sobre cómo manejarse ante las autoridades y qué decir luego de un rescate, negando cualquier tipo de maltrato y explotación. Es así como ejecutan su modus operandi con el objetivo de no asumir denuncias y que, incluso, lleguen a protegerlos. Por su parte, las víctimas, en algunos casos, se sienten «agradecidas» con sus tratantes porque han recibido cierto tipo de ayuda de ellos. A esto se suma que, con cierta frecuencia, los tratantes son personas conocidas o cercanas, complejizando aún más la situación y facilitando que se consolide la relación de dominación por parte de los tratantes que facilita el ejercicio de poder sobre las víctimas.

Según un estudio de PROMSEX (2020); en el caso de Piura, los testimonios indican que con frecuencia las mujeres estarían siendo tratadas por sus propias parejas sentimentales. En esta figura las mujeres podrían estar aún más reticentes a responsabilizar a sus tratantes por el vínculo sentimental que existe y la negativa a reconocerse como víctimas de algún tipo de violencia perpetrada por sus parejas.

En el caso de la mujer, un elemento crucial que nos permite evaluar el riesgo de caer en redes de trata es la base de una cultura patriarcal impregnada en el país. Puesto que, se sabe que son criadas bajo un modelo de subordinación, y reforzado reiteradamente por la sociedad. Ante esto, es de mujeres el trabajo doméstico y el cuidado de las y los hijos; y, suele limitársele el acceso a la educación y al mercado laboral, es precisamente la falta de un plan de vida propio lo que hace que se coloquen en mayor peligro.

Es necesario decir que el Estado peruano está en deuda con las víctimas de trata de personas, ya que la evidencia demuestra que no se está haciendo lo suficiente. Un claro ejemplo de ello es que hace poco se redujo sustancialmente el presupuesto para la lucha contra este delito; hoy en día alcanza los 0.12 por persona (menos de lo que cuesta un pan), además no se está haciendo lo suficiente en prevención, tampoco existen informes que ayuden a generar medidas adecuadas para combatir la explotación humana; puesto que, no hay un registro único de víctimas con información de las denuncias, carecen de información de la situación legal del investigado (a), de medidas de protección , de sentencias, de modalidades de captación , de tránsito y destinos y no se sabe lo que ocurre con las víctimas cuando son rescatadas.

ES NECESARIO QUE SE TOME EN CUENTA MEDIDAS URGENTES EN CUANTO A ESTA PROBLEMÁTICA, QUE DÍA A DÍA CRECE SILENCIOSAMENTE Y QUE AFECTA EN SU MAYORÍA A NIÑAS, NIÑOS, ADOLESCENTES Y JÓVENES DE NUESTRA REGIÓN.

En conclusión, los y las funcionarias que intervienen en la ruta de atención a las víctimas de trata de personas deben partir por concientizar a las y los sobrevivientes respecto de su situación de víctimas, es necesario que se tome en cuenta medidas urgentes en cuanto a esta problemática, que día a día crece silenciosamente y que afecta en su mayoría a niñas, niños, adolescentes y jóvenes de nuestra región.