Un probable escenario de lluvias para el verano 2022 se avizora en Piura, según el último reporte del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (SENAMHI). Esta situación es beneficiosa para la siembra y cosecha de agua de lluvia porque facilita captar el agua de las precipitaciones para su posterior uso en época de sequía.
En el 2020, se construyeron 02 reservorios en la sierra de Piura, en Palo Blanco de Matalacas del distrito de Pacaipampa. Estos reservorios captan las precipitaciones que se dan en la región, almacenan el agua y facilitan su infiltración en el subsuelo. A través del monitoreo del impacto hídrico de los reservorios se determinó que el suelo sin reservorio infiltra 50 litros/metro cuadrado al año, mientras que con reservorio se logra infiltrar 1500 litros/metro cuadrado al año.
Estas acciones benefician a 100 personas ubicadas aguas abajo, puesto que aumenta la cantidad de agua de sus principales fuentes de agua como los puquios u ojos de agua los cuales disponen de mayor caudal en épocas de sequía y sirven para uso poblacional y agricultura principalmente.
Actualmente, la Asociación para la Investigación y Desarrollo Integral (AIDER) ejecuta el proyecto “Gobernanza para la cosecha de agua de lluvia con equidad de género e interculturalidad en el marco de la cooperación Sur-Sur”, financiado por la Unión Europea y agenciado por Expertise France, en asocio con el Ministerio de Ambiente de Costa Rica, así como sus socios estratégicos el Gobierno Regional de Piura, la Municipalidad Distrital de Pacaipampa – Ayabaca y el Fondo Regional del Agua – FORASAN Piura. Dicho proyecto promueve la conciencia ambiental mediante el uso responsable del recurso hídrico, con una estrategia exitosa de involucramiento del sector público, privado y sociedad civil, usando plataformas de gobernanza territorial.
La siembra y cosecha de agua de lluvia se impulsa en la sierra de Piura mediante la implementación de transferencia de conocimiento y tecnologías ancestrales, con el fin de mejorar la capacidad adaptativa a los efectos del cambio climático de poblaciones rurales y comunidades campesinas de Costa Rica y Perú.
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