Las grasas trans, presentes en algunos turrones de Doña Pepa, son sumamente perjudiciales para la salud.
Estas son un tipo de grasa vegetal que al ser sometido a procesos industriales de hidrogenación se convierte del estado líquido al sólido y es utilizado por empresas para extender el tiempo de caducidad de sus productos.
Estudios han revelado que las grasas trans aumentan los niveles del colesterol malo, que está relacionado con el desarrollo de depósitos de grasa en las arterias. Esto último representa un mayor riesgo de tener enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de muerte en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.
Cabe recordar que las enfermedades cardiovasculares son un grupo de desórdenes del corazón y de los vasos sanguíneos. Estas son cardiopatía coronaria, enfermedades cerebrovasculares, arteriopatías periféricas, cardiopatía reumática, cardiopatías congénitas, trombosis venosas profundas y embolias pulmonares.
Además, el consumo de estos ácidos grasos también podría aumentar el riesgo de padecer ciertos cánceres en el futuro.
Las grasas trans actúan en el organismo como falsas moléculas saturadas y potencian la oxidación y el envejecimiento celular. Pueden también empeorar el riesgo de desarrollar Alzheimer.
Estos compuestos, que no tienen ningún valor nutritivo, están presentes en galletas, pasteles congelados, alimentos horneados, canchita para microondas, productos congelados, margarina en barra, glaseados para decoración de postres, y comida rápida en general.
A pesar de todo, algunos alimentos en diferentes países tienen un etiquetado que los clasifica como libres de estas sustancias y en realidad sí las contienen. Expertos recomiendan evitar consumir productos procesados que se vean esponjosos y frescos, además de leer bien las etiquetas.
En el caso del turrón, las grasas trans están presentes en la manteca vegetal que se usa en su preparación. En cambio, no hay problema con aquellos que se elaboran con mantequilla.
(Fuente: El Comercio)
