Científicos de la Universidad de Harvard alteran sus investigaciones para ayudar a las empresas de azúcar a engañar a la población.
Un informe de la Universidad de California muestra que tres científicos de Harvard alteraron sus informes para esconder los perjuicios que podría tener el azúcar en la salud de las personas.
Cristin Kearns, directora del informe, encontró en el sótano de los edificios de la Universidad de Harvard una serie de documentos donde quedaba demostrado que la industria azucarera había estado pagando a científicos de la institución durante la década de los 60, para que adulteraran los estudios sobre el azúcar en su propio beneficio. El objetivo de las azucareras era promover la venta del producto y, para ello, necesitaban que los estudios no relacionara la ingesta de azúcar con posibles problemas cadiacos.
Los tres científicos involucrados en este escándalo recibieron la suma de 50.000 dólares de parte de la Asociación del Azúcar de EE UU por publicar el estudio en 1967 sobre azúcar, grasas y enfermedades cardiacas. El artículo minimizó la relación entre el azúcar y problemas en el corazón.
Dos de los científicos involucrados en este escándalo llegaron a altos cargos en años posteriores, Mark Hegsted fue líder del Ministerio de Agricultura de EE UU y Fredrick Stare fue jefe de nutrición de Harvard.