El Banco Central de Reserva (BCR) anunció que hoy pone en circulación la serie numismática “La Mujer en el Proceso de la Independencia del Perú”, conformadas por monedas de un sol.
«Esta serie tiene por finalidad rendir tributo y difundir la imagen e historia de mujeres patriotas que lucharon de diversas formas e incluso entregaron su vida para lograr la Independencia del Perú, así como continuar con la promoción de la cultura numismática en nuestro país», indicó el ente emisor.
En las tres monedas se aprecia, al lado derecho, un diseño geométrico de líneas verticales y la marca de la Casa Nacional de Moneda. Al lado izquierdo la frase Bicentenario 1821-2021, la denominación en número y el nombre de la unidad monetaria. Al lado de la denominación se aprecia el isotipo del Bicentenario, como símbolo de la serie.
Heroínas de Toledo
Se conoce como ‘Heroínas de Toledo’ a doña Cleofé Ramos y sus hijas María e Higinia Toledo, huancaínas que durante la guerra de la Independencia cubrieron la retirada del general Juan Antonio Álvarez de Arenales hacia la sierra central.
Para ello, organizaron una cuadrilla con los pobladores de su natal Concepción para cortar las amarras de un puente sobre el río Mantaro y obligar al retraso de las huestes del general realista Jerónimo Valdés. Nunca fueron capturadas y recibieron la “Medalla de Vencedoras” de manos de San Martín.
Brígida Silva de Ochoa
Fue una mujer que prestó especial protección a los patriotas enviados presos a España después del levantamiento fallido de Aguilar y Ubalde en Cuzco. En ningún momento se sospechó de su su espionaje, gracias a que Silva de Ochoa tenía a su hijo mayor trabajando como oficial de artillería del ejército realista.
Fue así como los patriotas tenían una noticia diaria de cuanto se disponía para sofocar el anhelo de libertad. Ello contribuyó a que los jefes de la escuadra patriota optaran por un movimiento rápido que ayudó a la victoria de Maipú.
María Parado de Bellido
Fue una huamanguina que ofreció su vida a cambio de la causa independentista. Durante la ocupación de Ayacucho por parte del realista José Manuel de Carratalá, ella sirvió de mensajera y espía con las tropas de guerrilleros apostados desde Huamanga hasta Ica.
Pese a no saber escribir, ella logró evitar una masacre en el pueblo de Quilcamachay gracias a una misiva escrita por un compañero aliado a su causa. Descubierto el documento, los españoles la capturaron y sometieron a tortura hasta la muerte, pues nunca reveló los nombres de quienes la ayudaban.
Estas monedas son de curso legal, por lo que pueden ser usadas en cualquier transacción económica y circularán de forma simultánea con las actuales.
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