
Por: Wilmer Fernández – Director de Cutivalú
Este sábado 16 de noviembre, el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) 2024 llegó a su fin, luego de una semana cargada de actividades y manifestaciones sociales en el Perú.
Las 21 economías miembros de este mecanismo internacional participaron del evento. Sin embargo, solo 16 de los líderes llegaron a Lima, Perú. Un encuentro que realmente no chorrea a la gente de a pie que sufre los embates del incremento de la pobreza y la precaria democracia en el país. Un encuentro en que los presidentes de las grandes potencias se pavonean, sacando pecho para reafirmar su hegemonía en el mundo y en Perú.
¿En qué beneficia al Perú el APEC? Nuestro país con una economía primaria exportadora, sigue siendo visto sólo como lugar de botín para las grandes potencias. Perú es un país que sólo exporta materia prima. Hablamos de mangos, uvas, limones alcachofas, café, cacao, pota, anchoveta. También, piedras de cobre, de oro, de plata, y otras materias primas provenientes de la minería, tanto formal como informal. El Perú tiene una economía primaria que no ha cambiado hace 500 años. Esta economía es promovida hoy por políticos y empresarios o inversores poco creativos, sin visión de país, facilistas, que no promueven industria que dé valor agregado a nuestras materias primas.
¿Cuántos puestos de trabajo generaría una industria que exporte los mangos, limones, uvas, con valor agregado? ¿Cuánto puestos de trabajo y desarrollo generaría una industria que transforme nuestros metales en productos con valor agregado? Muchos. Sin embargo, nuestros políticos y empresarios siguen sustentando que el Perú saldrá del subdesarrollo vendiendo materias primas, piedras y frutas, cosechadas de los árboles. Esa es la gran mentira de estos eventos donde las potencias grandes imponen sus reglas de juego. Si el Perú no se industrializa, no invierte en capacidades tecnológicas, no transforma, los APEC que se hagan no le aportarán más que compradores de materias primas.
Mientras aquello ocurre, los problemas del Perú siguen en las calles. Sigue el estrés hídrico, miles de personas sin acceso a agua, ya no sólo en Piura, sino en otras regiones del país como Puno. Fenómeno relacionado con el cambio climático y con la desidia y poca creatividad política de las autoridades locales, regionales y nacionales. Sigue la inseguridad en las calles del país, cuyas autoridades ven a sus ciudadanos como los enemigos y a los delincuentes como sus aliados…
El Perú, con APEC o sin APEC, sigue clamando justicia para sus muertos en el sur. Por la violencia provocada por los militares. Para los muertos en las calles en manos del sicariato. Para las miles de mujeres adolescentes que están desapareciendo. Para las miles de mujeres que sufren la violencia causada por el machismo. Para los defensores de los derechos de los pueblos indígenas, asesinados por mineros informales y taladores de madera. Con APEC o sin APEC, los problemas del Perú siguen allí. Y los más grave es que tenemos un gobierno que, en vez de ponerse del lado de la gente, genera narrativas violentas contra la población que reclama derechos, seguridad y justicia. El APEC no cambia las cosas en el Perú.
Por eso, es justo y legítimo que se hayan dado movilizaciones en ciudades importantes como Lima, Arequipa, Trujillo, Chiclayo, Cusco, Puno, incluso Piura. No dejaron de hacer ruido al desarrollo del APEC. Hay en agenda una lista larga que está pendiente por ser resueltos por el gobierno. Y los partidos que hoy gobiernan el Perú no están a la altura.
Con APEC o sin APEC, nunca más se debe volver a elegir para ningún cargo a los que hoy gobiernan el Perú.