El Poder Judicial puede utilizar el pedido de asilo de Alan García como un intento de evadir la justicia peruana, y presentarlo como argumento ante la embajada de Uruguay para que rechace tal solicitud.
Así opinó el internacionalista Miguel Rodríguez Mackay, quien explicó que si Uruguay le niega el asilo a García Pérez, no podrá entregarlo a las autoridades peruanas, según el Derecho Internacional.
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Miguel Rodríguez aclaró que la Fiscalía no está facultada a pedir a la embajada de Uruguay (y a ninguna embajada) la inmediata entrega del expresidente Alan García.
Sin embargo, la justicia peruana en su conjunto sí podrá usar esta conducta del líder aprista y “valorarla para asumir que existe un elemento de querer evadir la justicia”, manifestó Rodríguez Mackay.
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Si pasa ello, la embajada de Uruguay deberá sopesar estos argumentos con los presentados por Alan García, y en base a ello, tomar una decisión, la cual, demoraría unos cuantos minutos, horas, o hasta días. “Uruguay es quien considere si hay un ánimo de persecución política o elementos de carácter delictivo”, dijo.
Pero el panorama que se avizora va mucho más allá. Si Uruguay le niega el asilo diplomático a García, este estado no podrá entregarlo a las autoridades peruanas, “porque así lo establece la tradición del derecho de asilo”, señaló.
De esta manera, el expresidente aprista podrá negociar internamente el pedido de asilo en otra embajada, y de manera confidencial, según lo estipula el Derecho Internacional.
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Mientras tanto, según el especialista en Derecho Internacional, Alan García se encuentra en la embajada de Uruguay en calidad de huésped o alojado y puede permanecer ahí el tiempo que ese país lo decida.
Miguel Rodríguez señala que Alan García ha pedido el asilo porque se considera un ‘perseguido político’: alguien que las autoridades peruanas lo buscan para detenerlo. Sin embargo, el especialista recuerda que sobre el ex mandatario pesa un impedimento de salida, mas no, un intento de detención.
Asimismo, recordó que las embajadas, conforme a la Convención de Viena, son recintos inviolables, pero no soberanos. “Las diplomacias son impenetrables, nunca nadie externo podrá ingresar”, manifestó.
