¿Por qué las niñas y adolescentes deben aprender a reconocer el acoso?

Diez años es la edad promedio en la que las niñas sufren acoso sexual callejero por primera vez. En el caso de las niñas y adolescentes, denunciar el acoso sexual resulta más complicado porque nadie les ha enseñado qué es. “Ellas tendrían que reconocer el acoso para recién poder conversar del tema y, de ser el caso, denunciarlo”, indicó Vanessa Arias, presidenta de Paremos el Acoso Callejero.

“Lo ideal es que madres, padres y educadores empiecen a hablar de estos temas y educarlos sobre su cuerpo […] y es que desde la incomodidad parte el acoso. Me están tocando o me están diciendo cosas y no me siento cómoda, recomendó Arias. La especialista también recomendó que a las niñas se les debe enseñar a que nadie tiene derecho a tocar su cuerpo; que, si salen a la calle, ningún desconocido tiene por qué hablarles o tocarlas, entre otras actitudes.

La especialista recalcó que lo importante es generar confianza para que las niñas puedan tratar el tema y, si se da el caso, la familia puede ir a realizar la denuncia, siempre y cuando la niña o la adolescente se siente lista para pasar por este proceso.

¿Y qué es el acoso sexual callejero?

“El acoso es, básicamente, una interacción no consentida que puede ser física o verbal”, definió la especialista. Y es que el acoso sexual se manifiesta en comentarios, comentarios sexuales no deseados, tocamientos o seguimientos en espacios públicos. Sin embargo, las mujeres y diversidades son afectadas psicológica y económicamente porque esto condiciona el actuar al salir a las calles. 

“Al acosarnos y violentarnos, no ven a las mujeres como sujetos de derechos, sino que simplemente estamos en el espacio para satisfacer las necesidades que ellos (los hombres) tengan y no porque realmente, como cualquier otra persona, salimos a trabajar o hacer cosas”, mencionó la presidenta de Paremos el Acoso Callejero. 

Agregó que también es una una conducta de violencia hacia las mujeres por abandonar ese espacio privado de la casa al que, según los hombres machistas es donde la mujer pertenece. 

Violencia normalizada

“Las niñas salen al colegio y se ven expuestas a esto que, obviamente, les impacta emocionalmente. Y no solo ellas, sino también a las personas más grandes. Porque puede iniciar con un comentario, pero avanza a un roce, un tocamiento… hasta un seguimiento o un feminicidio”, sentenció Arias. 

Esta violencia está normalizada bajo el nombre de ‘piropo’. Muchas personas piensan que es simplemente el decirle cosas a las mujeres, pero realmente va mucho más allá. Recordemos el caso de Eivy Ágreda que comenzó como acoso y terminó en el feminicidio. “La idea es prevenir todas estas violencias para que no lleguen a consecuencias que pueden ser fatales”, agregó.