Por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

    De Jacqueline Marianela Mendoza Yamunaque, estudiante de Ciencias de la Comunicación, de la Universidad Nacional de Piura

    El mundo entero sufre una gran crisis, pero la violencia contra las mujeres no descansa; las estadísticas se quedan cortas y la indiferencia no es una opción. En una cultura donde predominan los estereotipos y se adoptan patrones preestablecidos, es complejo erradicar comportamientos que siguen una cadena.

    Sin embargo, tanto hombres como mujeres podemos cortar las raíces profundas que influyen en nuestra forma de pensar y actuar.

    La violencia se presenta de diferentes formas, ya sea psicológica, física o sexual, y es necesario detenerla. Porque si una sociedad vive en violencia, el impacto será para todos.

    Por eso, cada 25 de noviembre celebramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer para recordar que todas y todos unidos podemos frenar a ese flagelo

    Y no basta recordar este día para inculcar el respeto hacia las mujeres, este problema se arrastra durante siglos y, aunque muchas mujeres lucharon para que hoy vivamos en igualdad, ser mujer sigue siendo sinónimo de inferioridad.

    En nuestro país, el 10 % de las mujeres entre los 15 y 49 años ha sufrido violencia física por parte de su pareja o ex pareja. Resulta preocupante saber que cada mes en promedio 12 mujeres son víctimas de feminicidio.

    Esta problemática no se detuvo en la pandemia, sino que empeoró, la víctima quedó aislada con su agresor y no tenía escapatoria. Según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), a fines del mes de octubre se registraron 111 feminicidios en el país y una cifra importante de mujeres desaparecidas.

    Las generaciones presentes y futuras merecen una sociedad sin miedo, la lucha de todos no será en vano, cada acto de toma de conciencia servirá para demostrar que el sexo débil no existe.

    Que todos tenemos la misma fuerza y el coraje para cambiar el mundo y ser miembros activos del Estado. Nuestra sociedad debe entender que nunca lograremos un pleno desarrollo si se normalizan los golpes, violaciones y asesinatos. Jamás será normal que las víctimas vivan en silencio y sientan vergüenza por ser víctimas. Esto debe acabar.

    Las mujeres no buscamos superioridad sino igualdad, tenemos los mismos derechos y sueños. Podemos participar en la misma medida que los hombres en cualquier organización.

    Sé que tú también quieres vivir en una sociedad justa, en donde la violencia contra las mujeres y niñas no quede en la impunidad. Por ello, los jóvenes que tenemos la oportunidad de recibir educación, debemos informarnos e informar a otros sobre la violencia de género, a conocer los servicios de ayuda más cercanos y evitar que el acto de violencia ocurra.

    Nuestra generación debe involucrarse en la lucha, el comienzo de todo está en nuestra comunidad. Necesitamos hombres y mujeres jóvenes que reúnan la mayor cantidad de personas en su vecindario y les comenten sobre el tema.

    Podremos, así ayudar a una compañera, tía o vecina que sufre maltrato, pero que no tiene el coraje o no sabe dónde debe denunciar. Recordemos que, las víctimas no tienen buena autoestima y necesitan que alguien les infunda valor para dejar a su maltratador. Si se pudo hacer una gran marcha para hacer renunciar a un presidente también podemos sumarnos a desterrar la violencia. La diferencia la haces tú, no permitas que alguien cercano siga en peligro.