Por: Leyni López Vilela, comunicadora social
La violencia juvenil es un problema mundial de salud pública. Incluye una serie de actos que van desde la intimidación y peleas físicas hasta el acoso sexual y las agresiones durante distintas etapas como la adolescencia, donde se puede presentar violencia en el noviazgo o agresiones asociadas a la violencia entre compañeros.
Nuestro entorno se está tornando cada vez más violento y naturalizamos ciertas actitudes, frases, chistes, acciones o canciones. Estas maneras de actuar se centran en una moda comercial y, sobre todo los adolescentes y jóvenes, la consumen sin prestar atención, sin escuchar o entender qué mensajes contienen.
Podemos asumir las acciones violentas en la juventud como resultado de experiencias vividas en la familia, situaciones que han hecho que una/un joven se vaya formando con un carácter o un personalidad agresiva.
La prevención de la violencia juvenil requiere un enfoque integral que aborde los determinantes sociales de la violencia como la pobreza, analfabetismo, desigualdad de género, bajos niveles de protección, políticas públicas deficientes, entre otras.
¿Podemos evitar una juventud dura?
Sí. ¿Qué podemos hacer? Sencillo: dedícale tiempo a tu hija e hijo, pasa más tiempo en familia, realiza actividades de recreación, evita las discusiones delante de tus hijas/hijos, convive en armonía, en un ambiente de respeto, promueve la corresponsabilidad; acciones como estas ayudarán a tener jóvenes libres, independientes y respetuosos.
