Entre plástico, cartones y carpas desgastadas: Así se vive en Pedregal Chico

A seis meses del desborde de río Piura, los damnificados de Pedregal Chico, en Catacaos, continúan viviendo entre plásticos, cartones, calaminas, carpas desgastadas y con desagües colapsados.

Los pobladores se sienten olvidados por las autoridades y temen lo peor ante posibles lluvias del próximo verano.

Cutivalú llegó a Pedregal Chico, el caserío que puede dar fe de lo que el río Piura fue capaz de hacer aquel lunes 27 de marzo. Y sus pobladores lo atestiguan: “Pedregal Grande, no se afectó mucho, Narihualá, solo una parte, pero en Pedregal Chico se destruyó todo”, manifiesta una de las pobladoras.

A eso se suma la falta de agua y un sistema de desagüe que les permita vivir dignamente. Sin embargo, increíblemente continúan tal como quedaron tras el desborde. “Seguimos igualito después del desborde”, manifiesta la pobladora.

La indignada mujer critica que hayan llegado muchas autoridades. Sin embargo, hasta la fecha, se sienten burlados pues no han hecho nada por recuperar lo que tenían antes. “Siempre han llegado los ministros, anunciando el agua, el alcantarillado, pero nada”, señala con mucha resignación.

Pero, lo más indignante son las precarias e improvisadas viviendas que los mismos pobladores han levantado: ambientes hechos de cartón, plástico, calamina y triplay. La pobladora mira uno de los módulos que el Ministerio de Vivienda ha instalado en la zona, y con algo de recelo nos revela: “esos son sólo para los que tienen un título de propiedad”.

Todo ello se suma a la enorme preocupación y miedo que estas personas sienten, debido a las posibles lluvias del verano que se avecina. Este temor es comprensible: las inestables viviendas que han levantado no garantizan protección, al igual que las carpas que INDECI les otorgó cuando ocurrió la tragedia.

Roberto Chero, otro de los pobladores, se acerca y aprovecha las ondas de Cutivalú para exigir al Gobierno que reparen de una vez las defensas ribereñas que están a la altura de Pedregal Chico, y que el río Piura rompió, aquel 27 de marzo.

El poblador manifiesta también su preocupación por el estado en que viven, sobre todo, por los desagües colapsados e inservibles, cuyas instalaciones representan un peligro para la misma gente de la zona. “Un niño se cayó anoche, y casi muere ahogado. Tuvimos que salvarlo”, nos cuenta don Roberto Chero.

Al igual que todos los pobladores de Pedregal Chico, el padre de familia también critica con mucha impotencia el abandono de las autoridades. “Nos prometieron de todo, pero hasta ahora ni cumplen, sólo vinieron con máquinas, limpiaron, y se fueron”, nos lo cuenta muy mortificado, el poblador.

Cutivalú constató la precariedad en la que viven estos moradores. La vivienda tiene un solo ambiente: en la cocina donde preparaban lo poco que tienen para comer, también está el “corralito” donde juegan los pequeñines de la casa, así como las camas donde descansan.

A punto de irnos, otra madre nos aborda para decirle al Gobierno, a través de Cutivalú, que la emergencia aún no termina. “No vaya a ser como la gente de Ica, donde pasó el terremoto hace 10 años y hasta ahora ni se recuperan”, insiste la moradora.

Dejamos el lugar, casi todos los pobladores nos miran con melancolía, esa que mantienen aún debido a las autoridades que pregonan entre bombos y platillos una millonaria reconstrucción, pero que en realidad mantienen abandonados a los que padecieron en carne propia un desastre como lo fue el desborde del río Piura.