Por: Javier Palacios Chinga – Doctorando en Educación
En la actualidad es inevitable no aceptar la transformación que ha sufrido el sector de la educación, producto de la emergencia sanitaria mundial y de las acciones implantadas por el Estado. Es por ello, que los docentes nos vimos obligados a cambiar de chip, pasar de lo material a lo virtual, de la tiza al mouse y a utilizar nuestras habilidades para encaminar al estudiante a aprender con autonomía con el único recurso a su disposición, las herramientas tecnológicas, es así que, cuando regresemos al aula ya no será lo mismo; por tanto, se debe actuar y afrontar el desafío para convertirlo en oportunidad y reinventar la labor docente concibiendo la idea que, regresar en un futuro a la “normalidad”, no significa necesariamente volver a la tiza y al libro.
Los maestros como soldados desconocidos, pertenecemos al grupo de primera línea, pues estamos actuando silenciosamente en esta pandemia, acogiendo a millones de estudiantes ávidos por aprender en el calor de su hogar, con el desafío enorme de adaptarse al trabajo remoto, recurriendo a sus experiencias adquiridas y a las herramientas de las que se empoderaron en las diferentes sesiones de tertulias y acompañamientos pedagógicos que han tenido con sus pares, coordinadores, Director (a) o el especialista del MINEDU, en las que han ido compartiendo pautas, estrategias, consejos o tips para que se desempeñe en diversos escenarios y logre en los estudiantes avances satisfactorios.
El docente jamás imaginó que su labor dependería de la tecnología, pero su vocación e ingenio le ha permitido encontrar la forma de cómo poder continuar en el desarrollo de las competencias para alcanzar el perfil del estudiante al término de la educación secundaria garantizando su educación del mañana.
Con estrategias virtuales encontró el mejor camino para hacer posible la motivación intrínseca en los y las estudiantes a través del tiempo que dure el aislamiento y que su aprendizaje sea significativo en base al trabajo personalizado y en grupo, dado que el ser humano es un ser social por excelencia y que en la interacción con sus pares logra el aprendizaje, como lo explica Vygotsky en su Teoría Sociocultural, de esta manera lo fortalece mental y emocionalmente para seguir aprendiendo a pesar de las situaciones dolorosas que le toca vivir en el seno familiar.
El docente es consciente al aplicar sus estrategias pedagógicas, que no todas las familias tienen las mismas condiciones tecnológicas para recibir sus experiencias de aprendizaje, por tal razón emplea diversos medios de comunicación para la retroalimentación de las clases a distancia que se transmiten por el programa de “Aprendo en Casa” (estrategias implementada por el Estado la cual se emite por la televisión, radio y web). En estos momentos de trabajo remoto el docente fortalece el proceso de aprendizaje al contactarse con los estudiantes y sus familias para ofrecerles el asesoramiento o retroalimentación formativa que combinan los aspectos cognitivos y socioemocionales.
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En esta nueva experiencia de aprendizaje los directivos se adecuan a la estrategia de trabajo remoto con el fin de apoyar y acompañar a sus docentes en su tarea educativa, fortaleciendo de esta manera su desempeño como tal a través de una acción reflexiva y autoevaluativa.
El docente es consciente de su rol de mediador y facilitador para el aprendizaje autónomo de sus estudiantes, piensa más en el logro de la competencia que en el contenido, pues a pesar de estas circunstancias el horizonte está bien establecido, educarlos para solucionar las diversas situaciones a las que se enfrentan en la vida diaria.
El y la docente reconoce que el hogar se ha convertido en una especie de aula y que la mesa familiar es un pupitre donde el estudiante se encuentra realizando sus actividades con o sin apoyo de la familia; por ello, es consciente que las actividades que desarrollen los estudiantes deben servirle para desempeñarse adecuadamente en esta nueva sociedad.
Es preciso resaltar que la labor docente dio un giro inesperado, sin embargo, se fortaleció la vocación en esta etapa de enseñanza remota en la que se desenvuelve. El y la docente ha sabido convertir las dificultades en fortalezas y cuando culmine este espacio de educación, regresará a las aulas más fortalecido, potenciado con saberes tecnológicos y tras evaluar su desempeño pasado, recogerá las experiencias vividas para replantear su labor docente y afrontar con éxito las nuevas situaciones, enriqueciéndose además con las experiencias de sus pares, para seguir aprendiendo y mejorar día a día en su tarea de facilitador del aprendizaje, consciente de que su labor como educador no se detiene nunca dentro y fuera de las aulas.
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