Editorial: Alternativa democrática frente al riesgo de una cleptocracia en el Perú

La mayoría de los peruanos y peruanas ya tenemos la opinión común de que la democracia peruana está en su punto más grave, que sistemáticamente ha sido desmantelada, quedando el Estado peruano a merced de los peores políticos de la historia que ha generado nuestro enfermo sistema político, a través de sus actuales partidos políticos, si es que se les puede llamar así. Todos y todas sabemos que “esta democracia ya no es democracia”.

Los partidos políticos conformados por políticos/as, mafiosos/as, cleptómanos, psicópatas, han conducido al Estado Peruano a ser una cleptocracia y una psicopatocracia, esto es, una deformación total de la democracia y del poder político. ¿Qué quiere decir esto? En primer lugar, que hoy, gracias a este Congreso, el Perú como Estado, a través de leyes, favorece la corrupción, la impunidad del que roba el dinero que le pertenece al pueblo, favorece la impunidad del que mata para mantenerse en el poder. En segundo lugar, las leyes y reformas políticas realizadas por este congreso han allanado el camino para que suban al poder o lleguen al gobierno los peores ciudadanos y ciudadanas, aquellos, aquellas que no tienen la capacidad de distinguir entre lo que es bueno o correcto de lo que es malo moralmente. En pocas palabras, hemos caído en las manos de los cleptómanos, gente que roba planificadamente al estado peruano; y de los psicópatas, gente que roba y mata, sin escrúpulos morales, sin sentimiento alguno de culpa.

Eso explica la frivolidad de nuestros políticos y políticas, frente la nula aprobación de su gestión por los peruanos y peruanas. En otros países desarrollados, un gobierno con baja aprobación de la ciudadanía renuncia al cargo y deja que otro con mayor legitimidad asuma el poder. Aquí es más poderosa en los políticos la angurria de poder para satisfacer sus intereses personales y grupales. El Perú como pueblo no les genera ningún sentimiento.

Una cleptocracia y psicopatocracia constituye un sistema político corrupto y criminal donde la corrupción gubernamental se inserta en todos los niveles gubernamentales. Los líderes políticos y funcionarios gubernamentales se involucran en actividades delictivas. Las favorecen con leyes. La corrupción se extiende a todos los niveles de gobierno, permitiendo que el crimen organizado influya en las políticas y decisiones estatales. Este sistema político socava el Estado de derecho, debilita las instituciones democráticas y perpetúa la impunidad. Además, tiene graves consecuencias sociales y económicas, incluida la violencia generalizada, la desigualdad y el empobrecimiento de la población.

Está en manos de la ciudadanía el evitar que en el Perú se consolide ese sistema político cleptocrático y psicopatocrático. Sabemos que partidos como Fuerza Popular de Keiko, Alianza para el Progreso de Cesar Acuña, Podemos Perú de José Luna, Acción Popular, Renovación Popular de señor Aliaga, Perú Libre de Cerrón, se han unido para hacer las reformas políticas con la finalidad de tener impunidad y perpetuarse en el poder.

Frente a esa unidad de la derecha bruta y achorada que ha corroído la democracia peruana, hace falta otra gran unidad nacional de movimientos y partidos políticos con vocación democrática, que sea más potente que la matriz de corruptos. No se necesitan ni 28 ni 40 partidos políticos, sino un solo frente político democrático, con el cual se haga frente a esa derecha bruta y achorada que se alimenta del caos político del país.

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