Cantagallo: comunidad amazónica de Lima se refugia del coronavirus en situación precaria

Por: Ojo Público

La comunidad de Cantagallo es una de las zonas más vulnerables de Lima: ubicada a quince cuadras de Palacio de Gobierno, sus habitantes, antiguos migrantes y descendientes del pueblo originario shipibo-konibo, viven sin agua ni saneamiento fijo en un momento en que estas son condiciones claves para afrontar la amenaza del contagio con coronavirus. Por ahora reciben agua una vez al día en cisternas municipales que no terminan de contrarrestar el riesgo.

Según la dirigente Karina Pacaya, aquí se concentran alrededor de 480 familias, que durante años han estado expuestas a toda clase de avatares. En el 2016 un incendio destruyó buena parte de sus viviendas, y tuvieron que esperar más de dos años hasta que a fines del 2019 el Gobierno inició las gestiones para ofrecerles un proyecto habitacional. El lugar debía estar listo en diciembre de este año, pero el proceso se ha demorado en la etapa de titulación.

«Ahora ya son tres años y no se ha cumplido el ofrecimiento que nos hizo el presidente Kuczynski», dice Pacaya.

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La llegada del coronavirus ha traído nuevas restricciones en una comunidad que alberga alrededor de 450 niños y medio centenar de ancianos que resultan los más vulnerables de los vulnerables. La población trata de mantenerse en los linderos de su territorio, donde hasta el momento en que se hicieron esas fotos no se habían detectado casos de afectados por el coronavirus.

«No tenemos los servicios que tiene el resto de la población», insiste la dirigente de la comunidad. Tampoco tienen ingresos y la ayuda llega con limitaciones. Estos son sus días más críticos.

EXTERIORES. Una vecina recorre una vía de la comunidad. El lugar todavía evidencia los estragos del incendio que la afectó en el 2016.

 

VOCERO. Juan Agustín Fernández, uno de los líderes de la comunidad, ataviado a la manera tradicional y con la inevitable mascarilla de estos días.
TAREAS. Una vecina lava la ropa mientras escucha uno de los reportes diarios del Presidente sobre la evolución del número de afectados y las medidas para contener los contagios.
MEMORIAL. Karina Pacaya, presidenta de la Asociación Comunidad Urbano Shipibo-Konibo de Lima Metropolitana acude con un grupo de líderes al Congreso para presentar un pedido de apoyo frente a la amenaza del coronavirus.
FAMILIA. En estos días de aislamiento, algunas familias suelen pasar el tiempo elaborando bordados tradicionales. En la imagen, tres mujeres preparan sus tejidos mientras observan un programa de televisión.
LABORES. En estos días de aislamiento, las familias elaboran los bordados tradicionales de su cultura a la espera del momento en que puedan volver a salir para venderlos. La artesanía es su principal fuente de ingresos.
Olinda Silvano, artista Shipibo-Konibo. / ADAPTACIÓN. La reconocida artista Olinda Silvano en los exteriores de su vivienda. Lleva una mascarilla de tela con diseño tradicional, la cual lava y reutiliza para protegerse.
SERVICIOS. En Cantagallo no hay instalaciones de agua ni saneamiento general. Los vecinos dependen del envío que la Municipalidad Metropolitana de Lima realiza una vez al día en camiones cisterna.
BAÑO. Una madre de familia asea a su bebé con la ayuda de su hijo. Debido a que no cuenta con servicio de agua ni desagüe en casa, tiene que usar una olla y una batea.
PASATIEMPO. Dos hermanos se entretienen con un celular para sobrellevar la cuarentena en una de las viviendas de Cantagallo.
OFICIOS. Un grupo de jóvenes practica el corte de pelo con diseño, una especialidad de estilismo que se ha vuelto muy popular con el surgimiento de las barberías en Lima.
MASCARILLA. Un joven utiliza un polo para protegerse del posible contagio con coronavirus. La escasez de mascarillas, que afecta a todos los sectores de la ciudad, obliga a improvisar