
El 5 de abril de 1992, el exdictador Alberto Fujimori Fujimori produjo un autogolpe de Estado, al cerrar el Congreso de la República e intervenir el Poder Judicial. Ello supuso el inicio de una régimen autócrata, que se extendió hasta el 2000.
Así como esas dos instituciones, Fujimori y su asesor, Vladimiro Montesinos, se apropiaron del Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal de Garantías Constitucionales, el Ministerio Público y la Contraloría General de la República.
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Con ello derrumbaron la democracia que apenas comenzaba a consolidarse en nuestro país. Contaron con la complicidad y el apoyo de las Fuerzas Armadas, bajo las órdenes del general Nicolás Hermoza Ríos, y del conglomerado empresarial.
Así, el gobierno fujimorista ordenó que las tropas del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea se apostaran en las calles, fuera de las sedes intervenidas, los locales de los partidos políticos de oposición y algunos medios de comunicación.
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Pese a la resistencia de parlamentarios de oposición, el Congreso fue disuelto y luego se convocó a elecciones para la formación de un Congreso Constituyente. El fujimorismo obtuvo amplia mayoría y, tras su formación, se debatió, aprobó y promulgó la nueva Constitución de 1993, que le permitió al exdictador postular a la re-reelección.