Un agricultor piurano no dudó en ofrecerse como donante voluntario y cedió uno de sus riñones para salvar la vida del último de sus tres hijos José O.L.A. de 17 años, en el Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja.
“Me dolía ver sufrir a mi hijo que dependía de una máquina, y al no haber un donante cadavérico para él, decidí regalarle vida porque lo amo y quiero que cumpla su sueño de ser médico”, fueron las palabras de Adolfo Lizana Lizana (47).
La jefa de la Unidad de Donación y Trasplante, Dra. Melva Benavides López mostró su alegría por la evolución satisfactoria de José, quien hace tres años fue diagnosticado de una enfermedad renal crónica, grado V a causa de una afección autoinmunitaria (lupus eritematoso sistémico), que lo obligó a iniciar un proceso de hemodiálisis tres veces por semana.
La especialista dijo que el adolescente paralelamente ingresó a lista de espera para trasplante de órganos, pero, ante la falta de un donante, sus padres decidieron ofrecerse como voluntarios, siendo don Adolfo Lizana compatible con su hijo.
El trasplante renal se realizó en agosto último por un equipo multidisciplinario de la Unidad de Donación y Trasplante conformado por cirujanos trasplantadores, anestesiólogos, enfermeras, urólogos e instrumentistas experimentados en trasplantes de órganos sólidos en una intervención quirúrgica que duró aproximadamente nueve horas. Los gastos de intervención y tratamiento del menor son cubiertos por el Fondo Intangible Solidario de Salud (Fissal) del Minsa.
Tras la operación, el adolescente fue conducido a la Unidad de Cuidados Intermedios y luego a Hospitalización, donde recibió monitoreo permanente post operatorio por el personal médico y de enfermería. El servicio de Nefrología pediátrica se encargará de realizar un seguimiento para garantizar la función renal del menor.
“Hoy José ya no dependerá de una máquina de hemodiálisis y mejorará su calidad de vida, esa es nuestra mayor satisfacción”, destacó Benavides López.
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