A dos meses de la tragedia, piden no ser abandonados

Han pasado más de dos meses en el que centenares de pobladores de Cura Mori, empujados por el desborde de un río que arrasaba todo lo que tenían, se trasladaron a los extensos terrenos ubicados a la altura del km. 980 de la vía Piura – Chiclayo.

Uno de esos asentamientos es Pueblo Nuevo de Santa Rosa, que alberga a 270 familias equivalentes a más de mil 200 habitantes. En este lugar, la población lamenta que aquellas autoridades que llegaron tras la desgracia, hoy casi ni se aparezcan.

El dirigente Leopoldo Namuche Ramos, con mucha impotencia aún recuerda a todos los ministros que desfilaron por estas tierras prometiéndoles el oro y el morro. Sin embargo, con mucho pesar hoy siente que ese Estado, poco a poco, los están abandonando.

No obstante, la población debe seguir adelante afrontando todo tipo de necesidades. Por ejemplo, Leopoldo Namuche señala que uno de los principales problemas es no contar con agua, sobre todo en una zona mayoritariamente desértica.

A eso se suma el clima. Por las mañanas el intenso sol hace imposible estar un minuto dentro de las carpas entregadas por INDECI. Por las noches, las fuertes corrientes de aire generan una sensación de frío que no puede evitarse con las precarias carpas “Necesitamos frazadas porque en la noche corre un fuerte aire, sobre todo por los niños”, expresa el dirigente.

Sin embargo, entre todas estas adversidades, los padres y madres de familia son conscientes que algo que no les debe faltar, sobre todo a sus hijos e hijas, y esto es la educación.

Por eso, don Leopoldo Namuche saludó la iniciativa del Gobierno Central de instalar aulas provisionales para que los menores no dejen de estudiar, un pilar fundamental en su formación como buenos ciudadanos.

Como se recuerda, la ministra de Educación, Marilú Martens llegó a este lugar hace casi un mes para entregar kits educativos entre bombos y platillos. En aquella oportunidad anunció una serie de promesas que la población escuchó con mucha expectativa.

Un mes después, Cutivalú constató las pésimas condiciones en que los pequeñines reciben sus clases: carpetas dañadas casi todas y un piso lleno de tierra y piedras que hacen imposible que los menores se desplacen y jueguen a sus anchas.

El coordinador del nivel secundario, Víctor Villegas reconoció esta preocupante realidad que vive las ocho aulas provisionales que alberga a 326 escolares en inicial, primaria y secundaria.

Incluso, el docente lamentó que en una misma aula los escolares de distintas edades tengan que  estudiar. Por ello, estimó que se necesita por lo menos dos aulas más para que los menores puedan estudiar mejor.

Pese a estas limitaciones, Víctor Villegas resaltó las ganas que tienen los pequeñines de estudiar. Aseguró que todos llegan a estudiar, aunque reconoció que algunos alumnos por vivir muy lejos se demoran hasta una hora para llegar.

Don Leopoldo Namuche y el docente Víctor Villegas pidieron a las autoridades no olvidarse de su gente. “Yo sigo luchando, sobre todo por los niños, por eso pido al estado y a las empresas que no nos abandonen… no nos ha matado el agua, ahora nos va a matar las enfermedades si no somos atendidos”, expresó el dirigente.