
Vivimos en el siglo XXI, en Piura en emergencia. En el tiempo litúrgico de la Ascensión. La emergencia nos golpeó, nos sigue golpeando y nos golpeará. ¿Cómo descubrimos que el Espíritu de Dios, de Jesús, sigue actuando en nosotros. ¿Cómo sabemos que acertamos en lo que hacemos? ¿Qué realizamos?: servicio para que haya más plenitud de vida o aprovecho la “emergencia, habilitación, re-construcción” para acumular poder para mí, para mi grupo.
Los ejemplos nos pueden ayudar a entender:
– A un grupo de pobladores las lluvias torrenciales tumbó sus casas. El pueblo hace una colecta y con otras ayudas se levantan las 120. Les donan “botellones de agua” y aportan la mitad para los de Pedregal Chico. Ellos dicen “lo necesitan más que nosotros”.
– Un grupo de productoras de sombreros de Narihualá dice: son buenos los alimentos que nos ofrecen. Pero mejor sería que nos ayudaran a reconstruir nuestro local para que así 40 mujeres podamos ayudar a nuestras familias y sentirnos útiles, con vida.
La experiencia de Jesús, glorificado, resucitado, la Ascensión, la señal del Espíritu Santo son los símbolos de vivir, de expresar la manera de descubrir cómo actúa Dios en la vida. Nos están diciendo que la raíz de la vida es el amor. Descubrir que al amor le llamamos servicio, ayuda, colaboración, vivir juntos con dignidad es lo que Jesús nos enseñó desde su nacimiento hasta el final de la vida. En la experiencia del Bautismo Jesús rechazó siempre el poder. ¿Por qué? Porque el poder siempre es perverso, porque abusa de las personas, las desprecia y aniquila, porque su dios es el dinero, fama, desde lo chiquito a lo más grande.
“Vayan y anuncien a todos los pueblos la buena noticia de Jesús”. Esta buena noticia no son prédicas de doctrinas, de normas, de moralidad sino el anuncio de que algo nuevo está sucediendo o puede suceder para mí y para los demás. “Yo estaré con ustedes, todos los días” significa reconstrucción de las personas: dialoguen, colaboren, “curen el susto a las familias”, aprendan que pueden vivir juntos, con aprecio, colaborando unos con los otros y no abusando unos de los otros. Por las obras que realizamos conocerán si servimos o abusamos.
Por: Juan Hernández SJ